Los transeúntes aún no pueden utilizar los paseos del bulevar. (Foto César Pérez)
Luis Borrero || lborrero@el-carabobeno.com
Con enorme tranquilidad, una paloma se paseaba en el piso. Cercada entre montones de tierra, tubos y huecos, buscaba alimento. No había obreros cerca que la espantaran con el ruido propio de una construcción. Las máquinas apagadas reflejan el estancamiento de la rehabilitación del bulevar Pérez Almarza, en el centro de Maracay.
Los antecedentes son incómodos para el Gobierno. El proyecto comenzó hace más de 15 meses. El 10 de septiembre de 2013, se prometió que el bulevar estaría listo en noviembre de ese año. No se cumplió la promesa del gobernador de Aragua, Tareck El Aissami, y el alcalde de Girardot, Pedro Bastidas.
No se pronunciaron los voceros rojos. Comenzó un nuevo año, y no fue sino hasta junio que el burgomaestre Bastidas hizo nuevas proyecciones. “Aspiramos a que en tres meses podamos entregar el bulevar” dijo en junio de 2014. Esas aspiraciones quedaron, una vez más, en el aire.
Ha pasado un año desde que los mandatarios prometieron, por primera vez, recuperar con el bulevar el casco histórico de la ciudad. El gobierno regional, local y con el apoyo de Pdvsa La Estancia no han concluido los cuatro tramos de obra que genera 30 empleos directos y 20 indirectos.
Los detalles
De concretarse las proyecciones oficiales, el bulevar tendría cinco mil 194 metros cuadrados de adoquines. Mil metros cuadrados corresponderían a baldosas pulidas para personas con discapacidad visual. 48 lámparas, papeleras, bancos, parasoles y un parque infantil completarían lo que Bastidas definió como un espacio para el encuentro familiar.
Al menos 36 millones de bolívares se han invertido. El bulevar era un paseo central arbolado de 551 metros de longitud. Conecta las calles Páez y Boyacá, atravesando el centro de Maracay. Con los años fue tomado por comerciantes informales y deteriorado hasta un punto crítico.
Comerciantes expectantes
A los comerciantes tampoco se les cumplió. El movimiento de máquinas cuando empezó la obra hace un año les forzó a bajar las santamarías. Iván Márquez, un vendedor de velones y fragancias, comentó que aunque se les prometió exoneración tributaria de tres meses, siguieron pagando. “Igual no era mucho lo que se nos iba a exonerar. Estuve un mes y medio parado”.