Sara Pacheco

 

Venezuela es la tercera nación que más lee en la región con
una cifra del 50% de lectores, según un estudio realizado por el CENAL (Centro Nacional del Libro) con el apoyo del Centro
Regional para el Fomento del Libro en América y el Caribe, sobre el
comportamiento de los lectores por países.

Esta nación está por debajo de Argentina, que ocupa el
primer puesto con 70%. En segundo lugar con un empate técnico, se encuentran
Uruguay y Chile con 52%. Esta es una muestra clara de que a pesar de la crisis
económica, a los venezolanos  les
interesa esta actividad cultural, observó Iván Diéguez, presidente de la Cámara
Venezolana del Libro (Cavelibro).

Este sector, como otras industrias, presenta un debacle
productiva. Históricamente se ha solicitado el 0.08% de lo que se destina a
importaciones ordinarias para cubrir las exigencias. Sin embargo, este año no
ha recibido no ha obtenido acceso a las divisas. De hecho existe 80% de deuda. De considerarse la
petición, se empezaría a hablar acerca de una bibliodiversidad.

En el año 2013, en nuestro idioma se hicieron más de 197 mil
nuevos títulos. Venezuela aportó el 1.8%, es decir, unos 3 mil 600 libros. Esta
forma de actuar es a partir del diálogo. Hasta el año pasado se realizaban
conversaciones importantes a partir de mesas técnicas con el Cencoex cada tres
meses, explicó Diéguez desde la Feria Internacional del Libro de la Universidad
de Carabobo (Filuc).

Todas las librerías privadas del país son familiares, lo
mismo sucede con el 97% de las distribuidoras, lo que se traduce en pequeñas o
medianas organizaciones. En Venezuela no no se da el fenómeno de concentración editorial. Por ello Diéguez aseguró que es tan importante protegerla.

No desestima lo que se ha logrado en los últimos años. Hay
un gran tren de librerías públicas y espacios que sirven a nuevos talentos de
pequeñas editoriales, pero es necesario hacer más. Se realizaron reuniones con los Ministerio de Comercio e Industrias, pero se limitaron a textos escolares,
puntualizó.  En el país se lee y se
escribe más que en otros años, pero el presidente de Cavelibro indicó que es
prácticamente una obligación ofrecer nuevos títulos.

La bibliodiversidad involucra que el ciudadano pueda leer lo
que mejor le parezca. Desde la cámara se entiende la actual situación
económica, sobre todo con la baja del precio del petróleo, pero no se debe
dejar al lado el sector. Necesitan anualmente entre 25 y 27 millones de
dólares. El año pasado se asignó menos de 10 millones de dólares, lo que dio un
respiro. “Se debe tener en cuenta que lo que se ha logrado se puede perder y
costará mucho recuperarlo”.




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