Felícita Blanco
Durante las cuatro horas de fuego cerrado que hubo en la calle 10 de Los Jardines del Valle entre la noche del martes y madrugada del miércoles, que dejó el saldo de seis hombres muertos, los vecinos aterrados llamaron más de 20 veces al VEN-911 pidiendo ayuda y ninguna autoridad se hizo presente.
Fue al amanecer cuando acudieron los cuerpos de seguridad, ubicaron los cadáveres, siendo cargados por sus mismos familiares hasta la furgoneta, y una vez realizado el traslado a la morgue de Bello Monte, el barrio quedó nuevamente a merced del hampa.
Los delincuentes de las calles 8, 9, 13, 15 y 16 que se convirtieron en “nuevo gobierno”, tomaron el barrio otra vez a las 5 de la tarde, derribaron puertas, amenazaron de muerte a los parientes de los fallecidos, se llevaron los objetos de valor, dinero, ropa, comida, enseres del hogar, leche, pañales, harina pan, etc.
A una mujer le quitaron las llaves de su casa y le dijeron “tienes 24 horas para irte porque esta casa ahora es nuestra”. Un vecino que por seguridad no dio su nombre, dijo que desde las 11:00 pm hasta las 3:00 am, realizaron más de 20 llamadas al VEN-911, la operadora les alentaba, diciéndoles que ya el reporte se había hecho y que los patrulleros estaban notificados, pero ninguna autoridad se hizo presente. En la parroquia hay dependencias de la PNB, Cicpc y Policía de Caracas.
Sin compasión masacraron a Omar Alexander Brito Caldera (22), dentro de la casa de su madre, después de matar a su primo Yoiner Ader Caldera (20) en la parte baja del barrio. Brito era bachiller, cursó dos semestres de Comercio Exterior en el IUTA de Bellas Artes y abandonó los estudios por falta de dinero. No tenía registros policiales. Cuando lo mataron, los delincuentes apuntaron en la cabeza a un niño de un año. Caldera era caletero en el mercado de Coche.
También fueron asesinados Brayan Slater Siso, Wilder Yomar Gutiérrez Revete (28), Darwin Blanco Vásquez y otro no identificado.
Los familiares acudieron ayer a retirar los cuerpos en la morgue y evadieron a los periodistas. La gente tiene miedo a hablar.
