Sara Pacheco

La sede de la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos seccional Carabobo se caía a pedazos a la vista de todos. Transitar por la avenida Paseo Cabriales y no darse cuenta que el bonito recinto era albergue de indigentes, era imposible. Desde hace aproximadamente dos meses un grupo de voluntarios empezó con su recuperación. 

La idea es incentivar la cultura dentro del pueblo carabobeño. Son muchas las edificaciones que se encuentran abandonadas en la ciudad, los integrantes buscan darle una vez más valor a la estructura, explicó Simón Pineda. Hasta el momento no han contado con ayuda económica de alguna institución pública o privada. Todo se maneja por autogestión. 

Esta edificación, entre la Escuela de Policía del Estado Carabobo y el Seniat, fue construida en 1985 por el arquitecto Enrique Sardi Liendo, en el gobierno de Oscar Celli Gerbasi. En el 2009 se suspendieron tanto los subsidios como la seguridad. Con el tiempo no quedó más que el recuerdo. 

Esto era guarida de delincuentes, precisó Carlos Idriago. Cuando llegaron por primera vez -luego de armarse de valor- encontraron a 3 maleantes a quienes invitaron a formar parte del proyecto. No accedieron y se retiraron. Sin embargo, en el interior había ropa desgastada y rota, notaron que los baños y salones no contaban con ningún material, además consiguieron 32 cédulas y carteras quemadas. 

Los proyectos son múltiples. Cursos, talleres, consultorios, actividades al aire libre, forman parte de las opciones. “Estoy orgulloso de ser carabobeño. Tengo fe que esto se convierta en algo para la comunidad valenciana. Hay cosas bellísimas que las han dejado perder. Parece que la gente no quiere a Valencia”, expresó Emilio Pacheco, uno de los voluntarios. 

Colaboración es primordial

Orlando Brizuela hizo un llamado al gobernador Francisco Ameliach, pues el espacio está bajo la responsabilidad de la institución que preside. “Pedimos se nos conceda una audiencia. Para que esto no suceda de nuevo debe haber un responsable, un garante”. 

Hizo énfasis en que no buscan algún tipo de remuneración económica, solo buscan la colaboración más que de instituciones, de la ciudadanía. “Esto es en beneficio de todas las comunidades cercanas”. Si alguien puede traer así sea cable, un enchufe, lo que sea, estará bien, puntualizó Indriago. 

Actualmente se muestran mejoras en limpieza, pintura y seguridad en la zona. Los voluntarios han invertido más de 500 horas en mano de obra.




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