Llegaste a Valencia del esplendoroso Guanare, con tu sapiencia recibida de mi padre, Profesor Daniel Monsalve Mujica, te enraizaste aquí, en Valencia, donde tus alumnos recibieron tu corazón como buen educador.
La humildad de tu forma de ser, tu carácter, tu personalidad, todo esto lleva a la conclusión que tú eras pura bondad. La familia, tu gran amor, Licelia la ful compañera, tus hijos, hija, nietos y nietas, todo giraba como centro, tu persona era el eje de esta comunidad familiar, por allá en la Fundación Mendoza.
Tus alumnos, me incluyo, éramos los amigos, a cada quien lo entusiasmabas a seguir en el quehacer diario. Cuando te llamaba, tu decías en vez de aló, poeta ¿Cómo está? Así era, una característica de sus principales pensamientos con todos sus contactos
Mi sorpresa más grata fue que un ex–alumno me dice: Te cuento que el profesor José Joaquín Burgos es mi asesor en mis actividades cinematográficas. Me dio mucho orgullo y alegría que el alumno de mi padre y mi profesor todavía estaba activo.
Cuando cumplí 50 años de profesión, el primero que me llamo fue el siempre oportuno, como buen llanero. Jose Joaquín era puro corazón, como buen educador. Nunca fue egoísta, siempre repetía las palabras de Dios y la Virgen de Coromoto, que era su patrona.
Nuestro Arzobispo Reinaldo del Prete, ex alumno de mi padre y amigo, dijo unas palabras muy sabias y elocuentes en la despedida terrenal. «Te fuiste en lo físico pero no en lo espiritual».
Siempre tendrás en nuestros corazones (los Monsalve) tus sinceras enseñanzas.
Colega, amigo y compañero, de inquietudes literarias.
Descansa en Paz