La ciudadanía debe despertar de ese letargo en el que se encuentra y comenzar a defender a sus medios de comunicación, las únicas fuentes confiables con las que cuentan. Pareciera que la gente se acostumbró a consumir informaciones superficiales y falseadas, de esas que fabrica gente inescrupulosa y que lamentablemente son difundidas con éxito porgrupos de Whatsapp vecinalesy redes sociales. Informaciones que son viralizadas, consumidas, aceptadas como verdad absoluta, generando confusión e incertidumbre en la población.

Ya lo hemos advertido en otros artículos. Si bien, las nuevas tecnologías de información y comunicación ofrecen oportunidades que jamás habíamos presenciado, también se prestan para expandir “ollas informativas”, algunas con objetivos muy bien determinados. Los laboratorios para falsear contenidos existen y los usan tanto los rojos, los blancos, los verdes y los azules. Ante esta realidad, la gente común y corriente que consume noticias para estar al día con lo que ocurre en Venezuela y el mundo, le queda como la opción más fidedigna, la que ofrecen periodistasa través de medios de comunicación, tradicionales o portales digitales.

Sin embargo, pareciera que en nuestro país, abrumado por una crisis social política y económica que nos ha obligado a cambiar hábitos, la gente se acostumbró a consumir basura informativa y desde un tiempo para acá, le importa un pepino lo que ocurra con los medios, atacados sin contemplación por el Gobierno Nacional. Se olvidan que el cierre de un medio es un golpe al sistema democrático y al pensamiento plural, tan necesario para la sana convivencia. Atrás quedó esa efervescencia del 2007, con la que exigíamos en las calles la renovación de concesión a RCTV o pedíamos a la maquiavélica Corporación Maneiro, -que llegó a monopolizar la entrega de papel periódico en el país-el suministro de materia prima para que muchos rotativos pudieran circular.

Estas actitudes preocupan y mucho. Si prosigue la merca de medios de comunicación social, seguiremos sin freno al oscurantismo total. Ya nuestras universidades, convertidas en liceos gigantescos, no hacen investigación por la asfixia económica gubernamental. Sin producción de conocimiento y sin medios libres que investiguen y fiscalicen la gestión pública, el futuro es nada alentador. Pero sin gente que defienda sus medios y a las propias universidades, estamos realmente jodidos.El proyecto para silenciar voces sigue -y con bastante éxito- su curso. Se mantienen ataques a medios y periodistas.

En los últimos años, más de 60 grandes periódicos dejaron de circular en versión impresa, entre ellos El Carabobeño, ausente en nuestras casas desde marzo de 2016. Mientras tanto, el crecimiento del aparato mediático gubernamental y las sanciones administrativas a medios por sus líneas editoriales, forman parte de la cotidianidad.

El rechazo a estas políticas se ha limitado al propio gremio periodístico. Otrora quedaron los pronunciamientos de intelectuales, autoridades universitarias y la propia ciudadanía, que prefiere seguir consumiendo basura informativa en grupos vecinales, a defender con gallardía los pocos espacios democráticos que nos quedan. Es necesario reprogramar la protesta pacífica en defensa de los medios, debatir críticamente en y con las comunidades, la relevancia/vigencia del periodismo responsable. Enseñarles qué tipos de contenidos consumir ante tanta Fake News en el ciberespacio.

La pluralidad de voces en necesaria. El ataque a un medio, independientemente de su línea, no es contra sus dueños. Es un disparo al sistema de libertades. Y como lo dijo hace algunos siglos Voltaire: “Yo estoy en desacuerdo con todo lo que usted dice, pero lucharé hasta la muerte por su derecho a decir lo que piensa”.

En Ig: @luisalonsohp




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.