En America Latina, en Europa y en el mundo entero hay una serie de gobernantes literalmente dopados por el poder, pegados morbosamente a la silla presidencial  que,  violando  la Constitución vigente o, si no hay más remedio tratando de modificarla, buscan perpetuarse en el poder.

Usando la terminología del mundo de la droga, son “silla-dependientes”, como el emperador chino Xi Jinping, que llegó al extremo de violar vergonzosamente la Carta Magna con tal de  ser electo presidente vitalicio, como  el turco Erdogan quién, através de un referendum abusivo  hecho hace un año, inhabilitó al entonces  primer ministro electo por el pueblo, asumiendo todos los poderes hasta el 2034, como el ex “compañero”  Vladimir Putin en Rusia, ex director del KGB servicio secreto soviético   que con la dudosa victoria de estos días, favorecida por una “macroabstensión” que en cualquier parte del mundo hubiera inhabilitado el proceso,  obtvo el cuarto mandato presidencial que de momento llega hasta el 2024 o, para citar solamente los más conocidos, como la cancillera de Alemania, Sra. Angela Merkel quién, al no haber obtenido la mayoría en el Congreso como lo establece la Constitución en una forma de gobierno “parlamentaria”, con tal de seguir ejerciendo su cuarto mandato consecutivo, formó una alianza completamente anómala con la extrema izquierda, traicionando el mandato del sus electores.

Por no hablar de lo que está sucediendo en nuestra América Latina donde, quizás con excepción de Chile, casi todos los presidentes de los demás países sureños, probablemente contagiados por la ambición de mando del fallecido Chávez, en primer lugar han modificado la Constitución permitiendo la reelección inmediata, cosa completamente prohibida en el siglo pasado, (era necesario esperar uno o dos períodos presidenciales para presentarse de nuevo como “candidato) y luego  han promovido un referendum con el emendamento que permite la reelección permanente, antesala de una dictadura. Definitivamente  Juan Vicente Gómez era un niño de pecho comparado con esos elementos! La unica diferencia estriba en el hecho de que, mientras el andino Juan Vicente lo hacía “a  lo macho”, esa gente de ahora pretende darle una parecencia de legalidad democrática!

Y así, con tal de seguir mandando, llegan al extremo no solamente de inhabilitar elecciones legales, como ha sucedido recientemente, sino considerar como un favor o una concesión del gobierno, lo que les corresponde como un sacrosanto derecho constitucional.  Y a esta tienen el descaro  de llamarla… !democracia!

Desde Italia




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