“Lo malo del amigo es que nos dice las cosas desagradables a la cara; el enemigo las dice a nuestras espaldas y, como no nos enteramos, nada ocurre…» Alfred de Musset.

Nos aprovechamos del epígrafe que hoy acompaña esta nota para recordarles a nuestros amigos, los candidatos demócratas, que con coraje y compromiso han puesto sus nombres en este torbellino de razones, emociones y pasiones que caracterizan las campañas pre electorales, que piensen en lo que les une y no en lo que les separa.

Decía Cicerón que el principal enemigo de la amistad es la política- Pero, ¿le asistía la razón al pensador romano?.

Según el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra “amistad” se refiere a un afecto personal puro y desinteresado, compartido con otra persona que nace y se fortalece con el trato. Sin embargo, todos se preguntaran ¿es posible en política un afecto personal sincero y desinteresado? El sentido común generalizado dirá que no. Nosotros, con firmeza, afirmamos lo contrario.

Pero, hoy, una vez más, nos encontramos con el anticipado pesimismo de muchos y el la desconfianza de otros. Hoy, una vez más, se hace necesario intentar que no nos devoren las pasiones políticas, las hipotecas o maquetas partidistas como precaria estrategia del mercadeo político. De nuevo parece que confunden a los contrincantes pasajeros con el verdadero adversario, rememorando aquella aguda sentencia de Groucho Marx…: «La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados».

Carabobo espera una decisión precisa y pronta sobre el tema de la selección del candidato unitario tanto a la gobernación como a los catorce municipios. Nos preocupa la excesiva amplitud del lapso de la selección, cuando todo aconseja dotar a la los factores demócratas de una expectativa satisfecha. El sentimiento opositor necesita tener la certidumbre de que muy pronto se tendrá el candidato a la gobernación y a las catorce alcaldías recorriendo calles, y dándole músculo y discurso a ese sentimiento; lo que movilizará, entusiasmará y dará la energía requerida de toda la sociedad carabobeña que anhela salir de este desastroso barranco al cual han empujado a todo nuestro estado.

La UNIDAD de los distintos factores que hacen vida política – ojo, no solo los partidos políticos – en la oposición se presenta ahora como la única herramienta viable con el que los demócratas carabobeños pudiéramos enfrentar la delicada crisis política que vive nuestro terruño. Queremos entonces, pedir, y aún más exigir, a los dirigentes de las organizaciones políticas, en esta hora de definiciones históricas, hacer generosa demostración de desprendimiento, amplitud y responsabilidad.

Estos son momentos propicios para trazar coordenadas políticas con precisión, que resistan cualquier adversidad o contingencia imprevista, es necesario nutrir de credibilidad y confianza a la sociedad para poder; como también resulta imprescindible fundamental una responsabilidad básica con los carabobeños y la realidad que tenemos al frente y sobre todo, buscar la información que nos oriente debidamente, con coherencia y prudencia. Los partidos políticos cumplen la función de articular las ideas y sentimientos de la sociedad. Si optan por la altanera soberbia antes que a la solución –lenta, cansona, reiterada o repetitiva– es porque hemos hecho de la política un espectáculo del entretenimiento.

Los improvisados, lo enseña la historia, sólo endeudan y desilusionan; de ahí que un populista o un politiquero no le sirvan a nuestro terruño. Y lo pregunta la sociedad: ¿Dónde se aprende a ser alcalde o gobernador? ¿Sobre la marcha?…Si se aprende a ser alcalde o gobernador sobre la marcha, ¿el tiempo que dura el mandato permite graduarse?

Tengan presente, apreciados Amigos, aquella infalible máxima de Winston Churchill:… «La política es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa. En la guerra podemos morir una vez; en política muchas veces

Retomando lo pertinente a la amistad, nos permitimos precisar que sin amigos la política, que en fin de cuentas es el arte del entendimiento de la civis, se convierte en una lucha da entre pares, que impide que dos amigos caminen juntos.

Para concluir, vaya de nuevo nuestro llamado a todos esos AMIGOS, que se cuiden que no les arrastre esa envolvente ola y terminen revolcados por las terquedades casi dogmáticas y asidas, como salvavidas, a sus inamovibles posiciones.

Manuel Barreto Hernaiz




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