“Non, rien de rien

Non, je ne regrette rien

Ni le bien qu´on m´a fait

Ni le mal

Tot ça m´est bien égal.”

Edith Piaf.

 

Estas líneas las escribo con el mismo pesar y dolor que aquellas, con las cuales te despedí hace justo un año cuando ese despiadado virus te arrancó de la vida de todos quienes te profesábamos un genuino amor, Gustavo quien iba a pensar que estos doce meses transcurrirían en los llantos ahogados frente a tu recuerdo, en las entonaciones de voz que se nos quiebran cuando asumimos el reto de dictar tus asignaturas y participar en las mesas de trabajo que en torno a tu aporte e impronta en la Universidad de Carabobo, se han celebrado por buena parte de tus amigos e hijos académicos que dejaste por todo el mundo y que se fueron huyeron de esta antinomia abyecta a la cual tu definías como la bestia roja del fascismo, pues siempre mi querido maestro tuviste posiciones firmes, tan firmes que te obligaron a usar bastón para soportar el peso de las ideas y las creencias que adornan la vida de quien lo hace con consecuencia.

Recordarte nos lleva a la constante postura de la melancolía, de la tristeza, de la orfandad, pero en el sufrimiento no hay virtud, en las poses de víctima no existe ningún  aspecto plausible entonces querido Gustavo, nos corresponde seguir echando a la mar la nave de tu escuela de Economía, emprender los destinos de la formación de las nuevas generaciones de economistas de este destruido país, haber sido tocado por tu magisterio nos hizo especiales, pues no solamente te limitaste a hacernos economistas, sino a prepararnos para la vida, nos enseñaste a comprender la estética de lo ético, de lo útil y de lo verdaderamente bello y sobre todo maestro nos enseñaste con el ejemplo que las naves no se queman, pues se estarían haciendo cenias los principios y eso te sobraba en la vida.

Cuarenta y seis años enseñando en la Facultad de Ciencias económicas y Sociales y en otras facultades en calidad de colaborador, pero siempre puntual en tus cátedras, en tus clases, en tu entrega por dar luz, fuiste una suerte de cirio humano, una vela encendida a la cual nos aproximábamos todos para encendernos siendo fuente de luz y de iridiscencia, la miseria humana siempre estuvo lejos de tu persona y pleno en sabiduría eran tus cátedras verdaderas orientaciones institucionales, mediador y justo, pero jamás endeble en tus posturas lograste algo que nos es muy difícil a quienes asumimos el oficio de profesores enseñabas con el ejemplo y con esa inquieta bondad que te hizo ser siempre un niño en el cuerpo de un sabio profesor.

Recordarte no aleja la tristeza, ver tu cubículo con el rotulo de Gustavo Guevara y saberte que jamás estarás allí adentro para darnos consejos, para cerrar la puerta y consultarte desde un abordaje metodológico para una clase hasta un consejo personal, es un golpe que lacera y mucho, para mí la gente es insustituible, quien ideó la frase de que todos somos sustituibles era un desalmado, las instituciones quedan pero jamás son iguales, como jamás será igual la escuela de economía sin tu presencia cierta y necesaria, sobretodo en estos  secos y duros tiempos que atraviesa la Universidad.

Pero recordarte nos hace enjugarnos las lágrimas, aferrar los textos y asumir el compromiso con la juventud, enseñar para tener economistas eficientes, capaces y éticos sobre todo esto último, estudiantes que no se dejen ver desde el abismo. Gustavo Guevara es y será referencia académica no solo en la Universidad de Carabobo a la cual le dedicaste tu vida, en todas las Universidades en las cuales se imparte economía en este fardo sangrante que tenemos de país, así quedó demostrado el día en el cual tu enorme y buen corazón dejó de latir bondad y amor académico.

Te fuste a hurtadillas, sin pompas fúnebres, sin guardias de honor y sin estandartes, no los necesitabas Gustavo Guevara ondea Jubiloso a la sombra del canto de Lauro, junto a nuestra enseña vinotinto, amarilla y verde, Gustavo Guevara es el badajo o úvula de la campana centenaria que tañe para indicar los destinos de un mundo mejor, Gustavo Guevara es el aula abierta y encendida en libertad de la cual surge el saber y jamás será el surco del cual sale cualquier espiga y finalmente Gustavo Guevara es mi profesor y lo será siempre, pues retando a Tanathos “la muerte”, a quien no le temo, me niego a usar pretéritos para refirme a su legado, pues aun él está vivo en cada corazón ucista,  en cada día que se dicta una clase o en cada acto estético que nos proponga la vida, te respeto como maestro y te venero como  mentor pues todo cuanto he logrado en la vida profesional en buena parte te lo debo a ti.

No es casualidad que a un año de tu furtiva ida de la vida, aun se sigan dando clases en tu honor y así será siempre, en cada grafica pintada en las pizarras, en cada equilibrio walrasiano demostrado y en todas y cada una de las curvas de indiferencia en donde se presentan el amor y el respeto a tu persona estas tú, riéndote dichoso, alegre y siempre dispuesto para la construcción de algún retruécano genial, ese vacío no se puede llenar, pero si se puede evadir honrándote con la disciplina académica y la consecuencia en el obrar. Ahora Gustavo Guevara sí que hace mucha falta para aconsejar a nuestra casa de estudios superiores, te imploramos Gordo que nos ayudes a sortear estos feroces tiempos, estos los tiempos en los cuales todo nos es extraño e impuesto, intercede por nosotros y vela por tu Universidad y la nuestra de cada día.

Quiero recordarte a un año de tu partida con mi sincero amor filial, agradeciéndote cada consejo, cada clase, cada regaño, cada aporte, agradeciéndote con los ojos llenos de lágrimas y la voz quebrada, pero el dolor de perderte no es superior al orgullo de haber sido formado por tus manos de buen alfarero. Dios te tiene en la gloria, no hay que ser obsesivamente creyente para que Dios nos acepte en su reino, de hecho, en el cielo estañan las almas consecuentes y estoy seguro que, con un par de alas, ataviado con una túnica que no te tendrás que arreglar a cada rato y dotado de un halo geométricamente perfecto, estás haciendo economía en el cielo, distribuyendo bondad y haciendo del Edén un lugar más racional.

Bendición Gustavo Guevara y en lo personal yo si tuve el honor de tener un padre académico de tu altura y además de gozar del respeto de mis profesores ahora compañeros de trabajo, eso en fin es lo más valioso de la vida agradecer a quien te formó y compartir la pasión por enseñar.

 

«El economista debe poseer una rara combinación de dotes. Debe ser matemático, historiador, estadista y filósofo. Debe comprender los símbolos y hablar con palabras corrientes. Debe contemplar lo particular en términos de lo general y tocar lo abstracto y lo concreto con el mismo vuelo del pensamiento. Debe estudiar el presente a la luz del pasado y con vistas al futuro. Ninguna parte de la naturaleza del hombre o de sus instituciones debe quedar por completo fuera de su consideración. Debe estar tan fuera de la realidad como un artista y tan cerca de la tierra como un político».

Keynes.

 




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