La sucursal de la Red de Abastos Bicentenario ubicada en Terrazas del Ávila, en Caracas, cerró sus puertas y dejó en la calle a 200 trabajadores sin liquidaciones, sumándose a los más de 10.000 empleados despedidos desde que Nicolás Maduro ordenó en febrero de 2016 reestructurar la red.

Las autoridades no permitieron a los empleados el acceso a la tienda este jueves 9 de mayo. “Todos estamos en el estacionamiento denunciando que nos botaron y que no nos dan respuestas. Ni siquiera nos liquidaron. Nos tienen afuera, y los jefes de alto rango no quieren venir para acá. No dan la cara porque no tienen respuestas”, denunció una trabajadora, quien solicitó el anonimato.

Otra empleada que se encontraba en las adyacencias del Bicentenario señaló que el viernes 3 de mayo autoridades de la red de tiendas de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) tomaron las instalaciones de la sucursal en Terrazas del Ávila. “Hoy las puertas están cerradas. Los jefes no dan la cara”, dijo la trabajadora.

Hace poco, en febrero, la gerente del Bicentenario informó al personal de la tienda que era obligatoria la asistencia a las marchas y concentraciones que el gobierno de Maduro convocara, de no hacerlo debía presentar su renuncia. “Todos estamos en conocimiento de que las marchas hacen parte de nuestro trabajo, por lo tanto, nadie debe sentirse obligado, intimidado o mucho menos acosado por asistir a una marcha o concentración. El empleado que no se sienta a gusto con participar en estas actividades puede hacer uso de su renuncia voluntaria, ahorrándose inconformidades”.

Ahora solo quedan 2 de los 42 Abastos Bicentenario que el gobierno lanzó tras las expropiaciones de las cadenas de supermercados Cada y Éxito que el fallecido presidente Hugo Chávez llevó a cabo en 2010. Las sucursales que cierran se convierten en Tiendas CLAP, en manos de privados.

Son pocos los productos básicos que ofrecen en sus anaqueles y la mayoría de las veces cuando llega algún alimento que escasea y tiene altos precios en el mercado, como la harina de maíz precocida, los consumidores con un poder adquisitivo pulverizado hacen colas desde tempranas horas de la mañana para adquirirlo. Así sucede en la Tienda CLAP ubicada en el Fuerte Tiuna.

“Para intentar salvar los Abastos Bicentenario el gobierno está convirtiéndolos en tiendas CLAP”, asegura Jorge Lastra, directivo del sindicato de Rabsa. Y ni siquiera Maduro pudo eclipsar el fracaso del proyecto de Chávez, quien había prometido que convertiría a Venezuela en una verdadera potencia alimentaria y que gracias a los planes alimenticios que su gobierno había impulsado los venezolanos habían mejorado su consumo.

“Abastos Bicentenario se pudrió”, expresó el gobernante en 2016. Lo único abundante en la red fue la escasez de comida. Incluso llenaban varios estantes con el mismo producto, que prácticamente siempre era importado.

Con información de Tal Cual




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