El régimen venezolano ha institucionalizado la tortura como método de represión habitual de opositores, para el que cuenta con asistencia de agentes cubanos, según denunció el martes la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA) durante la presentación de un informe sobre crímenes de lesa humanidad elaborado por el Instituto Casla.

Este, que ha denunciado a Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional, asegura que ha hallado y documentado 190 nuevos casos de tortura.

El Instituto Casla asegura tener pruebas de al menos once casos, durante lo que va de año, en los que los torturadores tenían acento cubano.

Confirman estos hallazgos las sospechas de la secretaría general de la OEA de que hay agentes cubanos -cree que unos 46.000- infiltrados en el régimen de Maduro para protegerlo.

«La tortura no puede quedar impune», dijo durante la presentación del informe el secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien pidió a la Corte Penal Internacional que atienda las denuncias que ha recibido de Argentina, Chile, Colombia, Perú, Paraguay y Canadá contra el régimen de Maduro por estos abusos.

Con los nuevos casos, 106 ocurridos en 2018, son 536 las víctimas registradas de tortura, aunque el Instituto Casla cree que la cifra real puede triplicarse.

Estos abusos se cometen sobre todo en la Dirección General de Contrainteligencia Militar, dependiente de la vicepresidencia. Los métodos más comunes son palizas, encadenamiento y ahogamiento simulado.

Casla ha registrado prácticas como la privación de aire tapando la cabeza de la víctima con bolsas de plástico. Y ha detectado abusos como mantener a alguien colgado por los pies 72 horas.

Los interrogadores emplean gases lacrimógenos y descargas eléctricas. Hay abundantes casos de tortura psicológica, como disparos fingidos a la cabeza. «Nunca había visto tanta maldad como la que reflejan estas denuncias», dice Tamara Suju, directora de Casla.

Uno de los casos denunciados es el de Sorbay Padilla, esposa del coronel retirado de la Guardia Nacional Oswaldo Valentín García Palomo. Fue capturada en Caracas en febrero junto a tres miembros de su familia.

Durante cuatro días fue torturada para que revelara el paradero de su marido, opositor al régimen. Encapuchada y con las manos atadas a la espalda, fue rociada con gases lacrimógenos y recibió descargas eléctricas. Se desmayó en varias ocasiones y suplicó que la mataran.

Finalmente, fue abandonada en una carretera cercana a su hogar. «El trauma psicológico es lo peor que padecemos los torturados. No hay día que no me acuerde de lo que me hicieron», dijo Padilla durante la presentación del informe.

Una novedad de 2018 es que el régimen venezolano está torturando no sólo a disidentes sino también a sus familiares, a los que detiene de forma arbitraria.

Sánchez, en La Habana preguntado por la reciente visita del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, a Cuba, Almagro asegura que cualquier socio internacional de América Latina debe tener claro que «Cuba es parte del problema, no de la solución, porque ningún camino que conduzca a la democracia en Venezuela va a pasar por Cuba, porque Cuba no tiene democracia».




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