“Esta que llaman por ahí Fortuna es una mujer borracha y antojadiza, y sobre todo, ciega, y así no ve lo que hace, ni sabe a quién derriba.”

Don Quijote

Hasta hace escasas tres semanas se podía escuchar a Nicolás Maduro así como a todo su gabinete gritar: “Gringos go Home”, acusando a los Estados Unidos de toda suerte de responsabilidades por la horrida crisis que estamos viviendo así como auspiciar las acciones emprendidas por Rusia y China en fin hacer lo que de costumbre vienen haciendo, ubicar a un enemigo externo y endilgarle el peso de sus responsabilidades esa es una acción harto conocida por los venezolanos.

Lo sorprendente es el hecho de que luego de que Venezuela fuera ratificada como amenaza continental por parte de Estados Unidos de América, iniciadas averiguaciones de los nexos del gobierno nacional con Alex Saab y sostenido el valor del precio sobre las cabezas de altos funcionarios gubernamentales, entonces el presidente Joe Biden decidiera que Venezuela es un suplidor seguro para su país, que podría desplazar a los 580 mil millones de barriles diarios que son enviados desde la Federación rusa, sin pararse a pensar que nuestro país solo produce menos de 680 mil barriles al día.

Venezuela no tiene la capacidad técnica,, ni la infraestructura para llegar a un nivel de producción de al menos un millón de barriles diarios, el acercamiento de la Casa Blanca a Miraflores demuestra el grado de desesperación política y económica de la administración Biden por bajar las presiones inflacionarias que suponen un aumento en los precios del petróleo, el propio régimen reconoce el estado de contracción de las refinerías e indica la inversión mil millonaria que habría que acometer para volver a bombear petróleo a Estados Unidos.

Así mismo los vínculos ideológicos de Caracas y Moscú son muy sólidos, el régimen de Putin ha logrado expandirse hacia los gobiernos de América latina y el Caribe apoyando autocracias violadoras del Estado de derecho y sobre todo mimetizándose con Venezuela a fin de descartarla como proveedor seguro para el Occidente, a los fines de que la federación rusa siga monopolizando la producción petrolera como único proveedor de Europa Occidental y de Estados Unidos, convirtiéndolos en rehenes de sus aspiraciones expansionistas basadas en la imposición del mundo ruso o la erradicación de la occidentalización del orbe, en una suerte de guerra de civilizaciones, que abjure de la democracia, la libertad , el progreso y el bienestar.

 

 

Es necesario advertir cual será la postura de un reactivo Moscú, frente a esta proxémica con los Estados Unidos pues las amenazas rusas son en contra todas los territorios ruso hablantes, a quienes pretende anexionarse por la fuerza, esta aproximación a Venezuela deja varios temas sin responder: Primero el reconocimiento del interinato y el rol de Juan Guaidó y segundo las sanciones impuestas al régimen de Venezuela, así como las implicaciones que Rusia podría tomar, en represalia, igualmente queda el tema de las sensibilidades que se levantarían en el gobierno de Colombia, con el cual el régimen de Maduro ha sido especialmente caustico.

Como corolario, no se puede reducir que este acercamiento entre Caracas y Washington obedezca a pragmatismos de los estadounidenses, es un error táctico importante, una falla en la realidad subjetiva y objetiva de la situación venezolana, en la cual está inmersa la industria petrolera nacional, abandonada tras años de desinversión y cuyos patrones tecnológicos han sido abordados por técnicos rusos, chinos e iraníes que desconocen nuestra infraestructura petrolera.

El régimen de Maduro no es un proveedor seguro para Estados Unidos, máximo cuando ha tomado parte por Rusia, sin tomar en cuenta los desafueros cometidos por Vladimir Putin en su sed expansionista en Europa Oriental, existe una comunidad de intereses dictatoriales entre ambos regímenes que hacen casi que imposible que logren separar sus intereses de perpetuidad en el poder, irrespeto a los derechos humanos y desprecio por la democracia.

En conclusión este acercamiento demuestra el eclipse de occidente, su desesperación y el descuido que les está costando haber abandonado a su región de influencia en América Latina y el Caribe, dejándola a merced de la expansión tanto rusa como china.

 

¡Oh memoria enemiga mortal del descanso!

Don Quijote.

 




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