Adviento, Cristo entre nosotros

¿Deseas tener paz? ¡Abre tu corazón al Príncipe de paz! Tu vida nunca será igual.

Lucas 1:30-33

En cada adviento se suele celebrar la presencia de Dios hecho hombre. Para que ese prodigio
ocurriese se requería usar a María como vehículo, como instrumento y sin pecado original
concebida ser relicario de Cristo, Vaso sacramental del salvador.

“El único camino para llegar a Jesús es María” (Grignon de Monfort, 2018) . María es vehículo a Cristo, portal de auxilio y expectativa real, los católicos esperamos en el intervalo del 16 de diciembre al 24 de diciembre en torno a la Virgen de la buena expectativa o Nuestra Madre de la “O”, por las antífonas que son proclamadas ante la llegada del salvador, siete antífonas siete días:

“O Sapientia”, (Sabiduría de la palabra).
“O Adonaí” (Señor poderoso).
“O Radix” (Raíz del nuevo Jese).
“O Clavis” (Puerta de David, que abre y cierra)
“O Oriens” (Oriente, Sol, luz)
O Rex (Rey de paz)
O Emmanuel (Dios con nosotros).

La iconografía devenida imageniología nos presenta a una joven, entronizada en gloria con
pequeño orificio en donde se observa al Niño Jesús en su cuerpo glorioso. Mismo cuerpo que el
que fuere visto por los Apóstoles en el camino a Emaús, “Cristo a atravesó el cuerpo de María,
en el pesebre, “como un halo de luz o hiciera a través de un vidrio” (Suarez & Joseph, 20023) .

La venida de Cristo nos reconforta a la humanidad, nos llena el espíritu, mismo que no se puede
llenar y vaciar. Cual vaso de agua, el misterio de Dios encarnado nos coloca frente al rol de
María, creatura de Dios, Madre del Hijo y esposa del Espíritu Santo.

Ya las cuatro velas del adviento vencen a las tinieblas, destruyen el mal y el maligno, no soporta ser humillado por una humilde mujer, quien además aboga por nuestros pecados. En estos mustios momentos que atraviesa el país, fui incapaz de desear feliz navidad, eso constituye una vacuidad del alma, un extravío moral, frente al dolor de los familiares de los presos políticos, frente a los cuerpos aún calientes de quienes perdieron la vida en las ergástulas
del régimen, frente al naufragio de la Escuela y del hogar, frente a la destrucción de la salud.

En tales circunstancias sólo deseo que vuestros corazones sean pesebres aptos para recibir a Cristo, pues el redentor no solamente se coloca en el pesebre familiar, como una cosa. Debe nacer en nuestros corazones, limpiar nuestras iniquidades y llevarnos a la luz, la verdad y la vida.

No son tiempos de festejar, menos de zambombas, de gritos y festejos, de risas de indolentes y menos de nihilismos. Que Cristo venga e imponga su luz entre las tinieblas de este país, que se lleve todo lo malo, que no nos traiga nada, que esta vez limpie de maldad el suelo de Venezuela. Que para el próximo adviento nos traiga a nuestros hermanos desplegados por el mundo, nos traiga libertad y decencia, luz, justicia y vida.

Finalmente, este es un adviento especial, quizás como el primero, en el silencio contemplativo de María, en la protección amable de José y con los humildes pastores, los pobres, los descartados sociales, en ese momento nos encontraremos entre tanto, la luz de Jesús hecho niño reine, para siempre en nuestros corazones.

X@carlosnanezr
IG@nanezc

Referencias

Grignon de Monfort, L. (2018). ratado de la berdadera de devosiòn a lasantìsima Virgen Marìa.
Buenos Aires: Santa María.
Suarez, F., & Joseph, G. (20023). Ejercicios espirituales de Juan Ignacio de Loyola. Bilbao:
Mensajero Sal Tarrae.

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente la posición de El Carabobeño sobre el tema en cuestión.

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Adviento, Cristo entre nosotros

Carlos Ñañez
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