La red de narcotráfico tejida por Tareck El Aissami en los últimos años es digna de una serie de televisión, un chico de orígenes humildes, nacido en El vigía que al llegar al poder utilizó sus influencias para acercase al tráfico de narcóticos, hasta que llegó a controlar una base aérea y las rutas usadas por el narcotráfico para hacer de nuestro país uno de los principales corredores de la droga.

Una entretenida sinopsis si no se tratara de la historia real del actual vicepresidente de la república, y perfilado a ser el candidato del PSUV para las elecciones presidenciales y es que esta semana el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos considera que El Aissami juega un papel fundamental en el tráfico de drogas internacional, con suficientes credenciales para ingresar a la Lista de Narcotraficantes Especialmente Designados, también conocida como la Lista Clinton.

Ahora la dictadura dice que son tretas del imperio para tratar de manchar el nombre de un buen revolucionario. Pero interesante sería conocer cómo es que un humilde chico de El Vigía, como tantas veces han narrado esta historia en cadena nacional, llega a conseguir dos apartamentos en la zona más lujosa de Miami, tiene bajo su poder un jet privado, y millones de dólares depositados en distintas cuentas, entre otros tantos bienes confiscados por el gobierno estadounidense.

De acuerdo a la investigación realizada por el Departamento del Tesoro, establecen que el vicepresidente protegió a los narcotraficantes venezolanos Walid Makled y Hermágoras González Polanco, al capo colombiano Daniel Barrera Barrera, además de coordinar envíos de droga al violento cártel mexicano Los Zetas.

Ante estas serias denuncias, en cualquier país del mundo se iniciaría una investigación para llegar a la verdad de los hechos, pero la dictadura venezolana ha decidido recurrir al disco rayado, al tildar estas acusaciones como un ataque más del imperio en contra de uno de los más fieles hombres revolucionarios de la galaxia. Y aún más inquietante es que esta investigación sigue en curso en los Estado Unidos, por lo que de seguro seguirán saltando nombres importantes asociados al narcoestado establecido en nuestro país.

A pesar de que la dictadura se niega a asumir estas acusaciones, poco a poco se irán desnudando las mentiras tejidas con la fachada de una “Revolución Bolivariana”, poco a poco se irán conociendo sus más oscuros secretos, y si algo ha demostrado la historia es que la justicia a veces tarda, pero siempre llega. Por eso no podemos dejar que la desesperanza invada nuestros corazones, porque ya estamos muy cerca de ver el nuevo amanecer que aguarda para la construcción de la mejor Venezuela.




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