El pasado fin de semana vivimos unos de los momentos más críticos de la historia de nuestro país, el día en el que la dictadura de Maduro, haciendo uso de su bufete, en este caso la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, dio un golpe de estado a la Asamblea Nacional para desconocer nuestra Asamblea Nacional, y los votos de los 14 millones de venezolanos que elegimos a nuestros representantes.

A la hora en la que operan los ladrones, publicaron las sentencias 155 y 156 en las que pasando por encima de lo estipulado en nuestra Carta Magna, suspenden la inmunidad parlamentaria, dan poderes especiales al Presidente de la República para que haga y deshaga a su antojo, y designan a la Sala Constitucional como el organismo designado con os atributos de la Asamblea Nacional para legislar en Venezuela.

Si entendemos que un golpe de estado es la toma del poder político de forma repentina o violenta por parte de un grupo de poder, violando le legitimidad institucional establecida en un estado a través de la alternabilidad de poder a través del ejercicio del voto y propias de un estado de derecho. Entonces podemos decir con propiedad que la dictadura dio un autogolpe para inmovilizar a la Asamblea Nacional, y poder crear y vender empresas mixtas del país para conseguir el tan ansiado flujo de caja.

Porque la verdad es que la «robolución» se ha encargado en 18 años de vaciar las arcas de la nación para llenar sus bolsillos, y que a pesar de que viven celebrando la subida del barril de petróleo, la improductividad de las empresas expropiadas no genera los ingresos suficientes para cubrir las necesidades de nuestro país, mucho menos los gastos a los que los enchufados vienen acostumbrados.

Pero ante la arremetida de la dictadura en contra de nuestro estado de derechos hemos contado con el apoyo internacional como nunca antes, ya no fueron opiniones personales de personajes políticos, sino posturas de estado de diversos países y organizaciones, resaltando la sesión extraordinaria que se dio esta semana en la OEA donde a pesar de los intentos de las delegaciones de Venezuela y Bolivia, quedó claro ante el mundo que la ruptura del hilo constitucional en nuestro país.

Ahora es nuestro momento de demostrar a la dictadura que los derechos de los venezolanos no se negocian, que nuestra lucha va más allá de la restitución de la Asamblea Nacional, pues exigimos la destitución de los magistrados que propiciaron el golpe de estado y la convocatoria a elecciones generales para poder recuperar la democracia en  nuestro país, nuestros objetivos están claros, y estamos convencidos de que es en la calle, en unidad, protestando de forma pacífica y contundente es como conseguiremos la libertad de Venezuela.

Así que a pesar de que atravesamos los momentos más oscuros de nuestra historia, no podemos permitir que la desesperanza invada nuestros corazones, debemos seguir adelante porque como lo dice Leopoldo López: “el que se cansa pierde” y aquí ninguno está dispuesto a perder a Venezuela.

Aarón Rodríguez Moro – @RodriguezAaron




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