La mamá de Nancy Fernández debe tomar antidepresivos a diario. Lo hace porque le afecta mucho ver el patio de su casa inundado de aguas negras que amenazan con dañar sus enseres con cada lluvia.
Ellas vive en la calle Sucre del barrio Santa Teresa de la parroquia Miguel Peña de Valencia, donde desde hace un mes se hizo más evidente el colapso de las cloacas que le impide hasta usar el baño de la vivienda.
Usan bolsas y un tobo de pintura para hacer sus necesidades porque el único inodoro de la casa está en el patio inundado de aguas servidas, mientras que las hijas adolescentes de Nancy tienen dos días sin ir al liceo porque no han podido bañarse y esperan que el abuelo las lleve a su casa para poder asearse.
Y la proliferación de insectos y otros animales es otra consecuencia que les preocupa. «Todas las noches se mete un murciélago, está como haciendo su hábitat ahí, y hay ratas y zancudos», relató Nancy.
A esto se suman las molestias en la piel que han sentido y el temor de que ,con una fuerte precipitación, el agua inunde el interior de la casa. «Hemos puesto en alto lo que hemos podido», dijo señalando una cesta de zapatos.
Recientemente acudieron cuadrillas de Hidrocentro y determinaron la ruptura de varios tubos que fue confirmada, días después, por la alcaldía. Pero en ambas instituciones le dijeron lo mismo: no hay materiales.
La mamá de Nancy tiene 76 años y pidió presupuesto en varios lugares para ver si podía solventar ella la situación. Pero necesita cinco tubos de ocho pulgadas y cada uno cuesta entre 90 y 100 dólares, dinero con el que la familia no cuenta.
Huida y sobrevivencia
A unos 100 metros de esta casa hay un callejón. Ahí están edificadas cuatro casas que también enfrentan el problema del colapso de la tubería de aguas negras del sector.
Tres de esas viviendas están solas. «Los vecinos se fueron, lo hacen cada vez que comienza el invierno porque es imposible vivir así con el agua hedionda adentro cada vez que llueve», expresó Adalberto Hernández.
Él es el único que queda en el lugar. Su casa es la última del callejón y siempre se inunda. Este jueves se despertó a las 4:00 a.m. y comenzó a sacar agua «y toda la basura de las cloacas». Cerca del mediodía aún no había terminado.
Él está cansado de vivir así, por lo que hizo un llamado a las autoridades regionales y municipales a que atiendan este problema.
