No sé exactamente cuando dejaron de existir, pero apostaría a que los menores de 60 años no saben quién era Trucutú, al menos por experiencia propia, ni tampoco Mandrake el Mago, Annie la Huerfanita, Archie, Popeye, Dick Tracy y otros más, que formaban la troupe que alegraba las mañanas dominicales de los niños de entonces, y que llenaban los suplementos infantiles de los periódicos. Trucutú era un hombre de la Edad de Piedra, de aspecto tosco que vestía solamente una especie de braga de piel de algún animal salvaje de los de entonces, descalzo y con un infaltable garrote al hombro, similar al as de bastos de la baraja española. Luchaba con los dinosaurios y vivía en una caverna. No recuerdo más detalles, porque me parecía aburrido, pero sí recuerdo su aspecto cuando me topo con algún video tomado de un canal de televisión venezolano donde aparece un personaje blandiendo un mazo similar y profiriendo amenazas contra todo aquél que no esté de acuerdo con sus ideas trogloditas. Los videos son difundidos principalmente por los periodistas que se ven obligados a ver el programa como parte de su labor informativa, y sospecho que su audiencia no va más allá.
Hace pocos días, el Trucutú del siglo 21 justificó las acciones de amedrentamiento, por parte de grupos armados afectos al régimen, contra los que siguen a los líderes de la oposición en sus actividades de acercamiento y contacto con el pueblo. Afirmó en una red social queestos ciudadanos merecen ser golpeados, atropellados y secuestrados, por seguir a quienes “piden invasión, invocaron el TIAR, queman personas vivas, pagan mercenarios, intentaron asesinar al Presidente, piden bloqueos, sanciones contra su país”.
Probablemente la misma afirmación la hizo también en su poco visto programa de TV, su trinchera favorita para despotricar contra quienes quieren libertad, democracia y prosperidad para nuestro país.
Obviamente, el personaje aprueba totalmente la acción delictiva, realizada por unos cuantos todavía chavistas, que impidieron un recorrido por Petare de María Corina Machado y su comando de campaña. A pesar de que ha demostrado su valentía y coraje en muchas oportunidades, esta vez la candidata decidió suspender la visita y solamente caminó unas cuantas cuadras por una de las calles del empinado barrio caraqueño, para luego desandar el recorrido y salir de la conflictiva zona.
Llama la atención que el día anterior había realizado una visita similar en La Guaira, con un excelente resultado, logrando reunir a cientos de seguidores que llenaron las calles de esa ciudad portuaria, sin amenazas ni acciones violentas.
Y se pregunta uno: ¿Qué pasó realmente en Petare?
¿Sabían, o sospechaban siquiera, que las bandas chavistas sabotearían el acto? En ese caso, cabe deducir que contaban con que éstas, al ver una enorme concentración de petareños recibiendo a la candidata, desacatarían la orden de sembrar el pánico y la confusión entre los simpatizantes de MCM que llenarían las calles y callejones del sector, desistiendo de la acción terrorista. Evidentemente, tal cosa no ocurrió, no hubo tal asistencia abrumadora al evento.
¿No sabían, no sospechaban siquiera, que las bandas chavistas sabotearían el acto? De haber sido así, tendríamos que pensar en una falla del comando de campaña, al no haber anticipado la acción terrorista de las bandas armadas, financiadas con dinero de los venezolanos y dirigidas por los expertos en saboteo y represión.
Un poco de Tsun-Zu o Von Klausewitz les hubiera venido bien.
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