Caracas. Luego de las protestas que se registraron en una docena de estados del país, en rechazo a la falta de transparencia en la emisión de los resultados de las elecciones en las que el Consejo Nacional Electoral (CNE) adjudicó el triunfo a Nicolás Maduro, las calles de Caracas se han llenado de excesivos puntos de control, con funcionarios de varios cuerpos de seguridad del Estado.
José* es un joven de 23 años de edad que trabaja en El Paraíso, al oeste de la ciudad. Cuando se encuentra con un punto de control siente temor. Le recuerda la represión ejercida por policías y militares tras las protestas del 29 y 30 de julio que sacudieron la ciudad.
“Es un temor horrible cada vez que veo funcionarios en la calle y más de noche, porque uno no sabe a qué atenerse con ellos. Trato de esquivar la mayor cantidad de alcabalas posibles camino al trabajo o a la casa”, reconoció.
Para las personas, estos puntos de control simbolizan no solo la presencia del Estado, sino también el riesgo inminente de ser víctima de abusos, detenciones arbitrarias o violencia. De acuerdo con cifras de la organización no gubernamental Foro Penal, hasta el 23 de septiembre pasado se contabilizaron 1867 arrestos.
José siente temor cuando se encuentra con alcabalas luego de las detenciones arbitrarias por las protestas poselectorales.
María Isabel Parada, doctora en psicología de la salud y fundadora de Psicólogos Sin Fronteras Venezuela, explicó que los puntos de control y alcabalas puestas por el Estado luego de los hechos postelectorales causan efectos psicológicos en las personas.
Símbolo de la represión
“Generan ansiedad, miedo, taquicardia, sudoración, temblor porque al ser retenido por policías se presenta una alteración emocional que incrementa el temor”.
Agregó que existe una interrupción en la rutina que puede despertar la ira, palabras agresivas, rechazo hacia los cuerpos policiales y que puede traer consecuencias si no se maneja bien la situación de estrés a la que está sometida la persona.
Más que una represión
Una fuente extraoficial explicó a Crónica.Uno que estas alcabalas suponen una forma de control que se va a mantener hasta que las protestas y crisis ciudadana se disipen.
Para el abogado Miguel Dao Dao, los puntos de control ordenados por el Estado en el contexto poselectoral conllevan un riesgo que se debe considerar y sopesar.
Además, Dao aseguró que no se puede hablar solo de represión, porque son medios utilizados por algunos para someter e ir más lejos contra los ciudadanos.
El especialista destacó que el concepto de represión abarca mucho más que los episodios de protestas en épocas pasadas, cuando se empleaban métodos como la peinilla para dispersar a manifestaciones. En la actualidad, ciertas acciones llevadas a cabo por algunos agentes del orden público “resultan equiparables e irrespetan los derechos humanos que nos asisten”.
Disrupción en la rutina cotidiana
Mercedes* vive en el estado Miranda, pero trabaja en centro de Caracas desde hace un año. Un trayecto que realiza aproximadamente en 30 minutos, pero que en los últimos días le ha tomado una hora o más por tantos puntos de control. “Uno debe dar vueltas innecesarias para poder llegar a su trabajo porque cierran las calles y no dan paso. Nos tratan como delincuente”.
A juicio de la profesora Parada, la crisis actual en Venezuela ha generado miedo e incertidumbre. Lo que ha afectado gravemente las rutinas diarias de las personas.
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