“Asistimos a las urnas a depositar el testimonio de nuestra identidad. A defender nuestros valores. A afianzar nuestras certidumbres y a hacer valer la plenitud de nuestros derechos… Cumplamos con nuestro deber: ser hasta el límite de nuestras posibilidades unos ciudadanos ejemplares” Antonio Sánchez García

La historia nos cuenta que en la antigua Grecia, en los inicios de la Democracia, unos 500 a. C, ya se utilizaba el sistema de votación. Para establecer quiénes eran deseados o no dentro de la ciudad y ante la necesidad de expulsar y exiliar a los indeseables, escribían los nombres en pedazos de arcillas -ostraka- y las depositaban en una urna. De aquí surgió el concepto de «ostracismo», que significa: la negación de derechos sociales a alguien, por consenso general. De acuerdo a su etimología, del latín Voveo, Vovi, Votum, el voto conceptualmente se concatena con el deseo, volo (querer), en tanto que sufragio es una expresión derivada de la latina suffragium, es decir, ayuda o auxilio. Voto y Sufragio son términos utilizados como sinónimos, pero para los acuciosos de estos asuntos, el voto representa el acto mediante el cual se concreta el ejercicio del derecho al sufragio. El voto es el acto por el cual un individuo expresa apoyo o preferencia por un candidato durante una votación; es el medio o instrumento por el cual el pueblo manifiesta su voluntad designando – en el caso de mañana- al gobernador de nuestro estado y los catorce alcaldes. El voto es la expresión política de la voluntad individual; es un acto considerado libre porque cada quien puede votar de acuerdo a su preferencia, basándose siempre en su libertad, por ello se dice que el voto es una decisión libre de amenazas. El voto es secreto para evitar cualquier tipo de presión, cuando se vota nadie se entera por quién se está votando; ni mediante las capta-huellas y mucho menos por ningún satélite. Es obligatorio porque es una función pública, además de un deber moral y un derecho. Es, ante todo, un acto de voluntad política; considerada individual y personal pues el que lo ejerce es una persona que tiene autonomía personal, es decir, no sigue los designios de terceras personas, y su ejercicio implica la representación personal del elector en la máquina de votación. De acuerdo a los estudiosos de los asuntos electorales, el voto es, por definición, una decisión temporal sobre una realidad actual y una posibilidad futura. Está sometido a la coyuntura del momento, a las circunstancias y a la objetividad del análisis del elector.

Este domingo 21 de noviembre, estaremos ante una delicada disyuntiva y lo mejor sería que nadie decida por nosotros. De nuevo hacemos el llamado a participar en tan importante elección, ejercitando la madurez y el compromiso ciudadano; y de nuevo nos permitimos recordarle que al votar no permite que otros elijan por usted; vote como usted quiera o tal como así lo sienta: con esperanza, con escepticismo, con alegría, con rabia, con miedo, con indiferencia o con emoción, y que nada le prive de disfrutar ese instante único del poder individual; vote, pues los malos gobernantes son elegidos por las buenas personas que no votan. El lunes no podemos quejarnos del resultado. Será el que hayamos decidido… Alea jacta est…

Para concluir, recurriremos al catedrático chileno Fernando Mires, quien con ejemplar propiedad nos habla de tan importante responsabilidad: «… ¿Y si te roban el voto? -me dirás-. No el derecho al voto, como una vez a mí me lo robaron, sino el mismo voto, ¿Valdrá la pena entonces votar? Sí; aun así vale la pena votar. Porque el que roba tu voto, no tú, será el ladrón. Si no votas, nadie te robará el voto, y luego no habrá ningún ladrón. Pero si tú votas, tú habrás cumplido con tu tarea, la que te corresponde como ciudadano de tu nación. ¿Por qué no votar entonces aun sabiendo que tu voto será robado?
Lo importante es cumplir con el deber que a cada uno le corresponde. El que te robó el voto sabrá, por lo menos frente al espejo de sí mismo (y todos lo llevamos, aunque algunos muy adentro) que es un ladrón. Haz entonces, con tu voto, que el ladrón se sienta un ladrón y no un triunfador….».

Manuel Barreto Hernaiz.




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.