El camino del alemán Alexander Zverev, número 2 del mundo, hacia la tercera ronda de Roland Garros fue más espinoso de lo que podía esperarse la joven promesa germana.
Frente al serbio Dusan Lajovic vivió un suplicio que amenazó con dejarle fuera de juego y que solo fue capaz de superar con esfuerzo y ante el derrumbe de su rival, que acabó cediendo por 2-6, 7-5, 4-6, 6-1 y 6-2, cinco sets que duraron tres horas y 24 minutos.
Nada que ver con su plácido debut frente al lituano Ricardas Berankis, donde solo perdió cuatro juegos.
El germano de 21 años, ganador de Múnich y Madrid, finalista de Roma y semifinalista de Montecarlo, sudó tinta para deshacerse del 60 del mundo, un hombre que se convirtió en el verdugo del argentino Juan Martin del Potro en Madrid.
Solo la paciencia le salvó ante un rival que, en duelos a cinco sets, solo ha ganado uno de cada ocho disputados.
A punto estuvo de firmar la sorpresa de la jornada el tenista serbio, de acabar con uno de los que se apuntan como principales rivales para que el español Rafael Nadal logre su undécima corona.
En Roland Garros ya se habla de los cuartos que le medirán al austríaco Dominic Thiem, a quien ya derrotó en la final de Madrid y que le disputa el título de jugador más prometedor del circuito.
Zverev, que el año pasado cayó en primera ronda, peleará por alcanzar los octavos, algo que solo ha conseguido una vez en Grand Slam, en el Wimbledon pasado.
Su rival para conseguirlo será ahora el bosnio Damir Dzumhur, que derrotó al moldavo Dadu Albot por 6-3, 6-3, 5-7, 1-6, 7-5.
