Alfredo Fermín. ( Foto Archivo)

Iván Pinto*

 

Entre frases y párrafos Alfredo Fermín se convirtió en un símbolo del periodismo en Carabobo. Su trayectoria lo hizo merecedor de gran respeto. El Carabobeño fue su hogar durante más de 40 años y donde se hizo referente del periodismo cultural.

“La máquina de escribir desde la que daba forma a su imprescindible columna Hoy y Después en Valencia era un valioso instrumento con el que daba cuenta del desarrollo de la ciudad y nos ayudaba a vislumbrar el acontecer del país y la región”, expresó Jessy Divo de Romero, rectora de la Universidad de Carabobo al enterarse de su muerte el 16 de junio del año pasado.

Se hizo un nombre en la entidad, pero sus comienzos fueron tan sencillos como los de cualquiera.Siempre se interesó por los estudios, en especial la escritura. En la Universidad Central de Venezuela (UCV) fue aceptado en Escuela de Sociología, pero al año cambió su horizonte hacia la Escuela de Periodismo, donde en 1971 egresó en su primera promoción.

Más de 40 años en el Carabobeño

Muy cercano a Héctor Mujica, fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP) y quien fuera su mentor, Fermín, con excelentes calificaciones llegó a Carabobo el mismo año de su graduación, cuando ingresó al diario El Carabobeño como corresponsal en la ciudad de Maracay.

En el año 1972 recibió una llamada de Salvador Castillo, jefe de Redacción del Diario del Centro, para incorporarlo de forma definitiva al equipo y cubrir la fuente de política en Valencia.

Para 1977 decidió concretar la idea que rondaba en su cabeza. Creó una de las columnas más leídas en la entidad, Hoy y Después en Valencia, con la cual dio voz a sectores culturales importantes para defender y conservar las instituciones de toda índole. Cuando ocurrió la toma del Ateneo de Valencia fue uno de los primeros que llamó a defender este centro cultural.

El Carabobeño dejó de circular

Bea, ¿tú crees que nos dejen circular? Es que yo no quiero escribir en portales, eso no lo lee nadie” le dijo a Beatriz Rojas, periodista del diario en los días en los que el cierre de la edición impresa se hacía inminente.

Una parte de él murió el día en que El Carabobeño circuló su última edición impresa, relató Rojas. Al momento de enterarse  de la realidad se reclinó sobre su asiento, lloró y luego agarró ánimo para ir a la panadería a comprar un chocolate, su remedio en momentos de angustia.

Rojas escribió que Alfredo Fermín era el que redactaba los obituarios de las personas que fallecían y él siempre se preguntó “¿Quién irá a escribir el mío?”. Le tocó a ella, su colega y amiga.

Logros a lo largo de su vida

Fue miembro de la Asociación Internacional de Crítico de Artes (AICA), Capítulo Venezuela, y director del Teatro Municipal de Valencia en la gestión de Francisco Paco Cabrera. Para lograrlo obtuvo una especialización como Crítico de Arte en la Escuela del Museo de El Louvre, en París.

Desde ese momento comenzó su labor cultural se hizo aún más fuerte. Se dedicó a transformar el Salón Arturo Michelena del Ateneo de Valencia y se mantuvo al tanto del patrimonio cultural de la entidad.

La Orden Ciudad de Naguanagua y el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Carabob son apenas dos de los múltiples premios que obtuvo a lo largo de su carrera periodística.

En sus propias palabras ¿Qué sintió Alfredo Fermín al trabajar tanto tiempo en El Carabobeño?

Que te acostumbras a que es tu forma de vivir, yo por ejemplo aquí en El Carabobeño lo tengo como mi primera casa porque a veces pasó más tiempo aquí, yo con la única computadora que he trabajado es con la de El Carabobeño, yo no sé cómo se escribe con otra” comentó en una entrevista realizada por Teresa Morán para la página web de la Universidad de Carabobo.

Relató en la misma entrevista que el trabajo como periodista lo enriqueció de forma espiritual y que le dejó muchas enseñanzas, grandes amigos y contactos que a sus ojos formaron parte importante de su vida.

Expuso que para él todas las personas son importantes, que siempre buscó darles un trato amable, cordial con mucho respeto y honestidad. También consideró que el periodismo es un ministerio hecho para servir, para informar porque los medios de comunicación están para eso.

Poco antes de su partida fue protagonista en el conversatorio de Periodismo Cultural, organizado por la profesora María Aejandra Riego, docente de la escuela de comunicación social de la Universidad Arturo Michelena, gracias al apoyo de su gran amiga Carolina González, quien sirvió de puente para que en octubre de 2019, las nuevas generaciones conocieran su legado.

Las ganas de comunicar desde joven

Fermín contó que desde joven siempre tuvo las ansias por comunicar que, de hecho, en la educación secundaria le gustaba tener información de todo lo que ocurría en sus clases y escribía su propio periódico hecho a mano que dejaba regado por el colegio y que luego en la facultad de Comunicación Social también lo tomó como tradición.

“Yo nací para ser periodista” eran sus palabras al preguntarle por su labor.

 

*Estudiante 3er semestre de Comunicación Social

Materia: Periodismo Informativo II

Universidad Arturo Michelena




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