Alfredo Fermín sabe de todo, pero especialmente de la historia de Valencia, a pesar de no haber nacido aquí. 45 años estuvo reporteando para El Carabobeño desde la calle, porque no le gustaba estar encerrado en una oficina. Supo ganarse el cariño y admiración de sus colegas periodistas, con quienes compartía pautas en diversos sitios, porque de cualquier cosa saca un cuento.

Por hoy, pese a que está retirado, sigue siendo referencia de  periodismo de excelencia en Carabobo. Su columna «Hoy y Después en Valencia», era una de las más leídas en el Diario del Centro, tanto en el periódico físico como en el portal de El Carabobeño. Dejó de publicarla por el cansancio que produce el pasar de los años, pero no por falta de lucidez, pues su mente sigue brillante.

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Alfredo ya perdió la cuenta de las veces que fue orador de orden en actos con motivo de la celebración del Día del Periodista y de las distinciones que ha recibido durante el ejercicio de su profesión. Pero sigue extrañando la posibilidad de salir a la calle para hablar con la gente y así poder inspirarse para escribir de nuevo su columna.

Este día del periodista, nuestro apreciado Alfredo Fermín, Doctor Honoris Causa de la Universidad de Carabobo, seguro pasará buena parte del día atendiendo llamadas de sus amigos que lo quieran saludar. Y si alguien no lo hace, de seguro lo sabrá entender porque en su corazón no alberga rencor contra nadie.

En una amena conversación en su casa, Alfredo Fermín rememoró esos momentos inolvidables de su ejercicio profesional, de sus paseos por las calles de Valencia. Recuerda las peripecias para dar con el paradero de La Peregrina, una réplica de la Estatua de la Libertad que Don Eladio Alemán Sucre le pidió que consiguiera. ¡Y lo hizo!. La encontró en un garaje del Parque Recreacional Sur.

Fermín recuerda la destrucción del edificio del concejo Municipal de Valencia, por órdenes del «Negro Seijas». «No había razón para eso».

Alfredo Fermín es el cronista de Valencia. Un título que nunca le fue concedido pero que se ganó a fuerza de documentar la historia de la ciudad. Hoy mucha gente se lo reconoce, otros lo critican porque no es valenciano, sino margariteño. Hay quienes dicen que quiere más a la Virgen del Valle que a la del Socorro, Patrona de Valencia. Una afirmación totalmente falsa, propia del desconocimiento de la labor de Alfredo Fermín, un valenciano de corazón, que sembró su alma en esta ciudad y derrochó un inmenso amor por la Valencia del Rey. Aún lo hace.

A las nuevas generaciones de periodistas les recomienda humildad, interés por aprender, un estricto apego a la verdad y un altísimo respeto por esta hermosa profesión, la mejor del mundo.

 




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