Alias “el Capi”, el hombre tras el atentado en Cúcuta: “Estuve a punto de arrepentirme”
/ Foto: Cortesía (Semana)

El capitán retirado Andrés Fernando Medina, alias “el Capi”, capturado tras el atentado a la Brigada 30 de Cúcuta, alega que quiso echarse para atrás, pero su salto a la criminalidad no tenía retorno.

“Estuve a punto de arrepentirme, pero mi familia estaba amenazada, no podía retroceder”, dijo en el interrogatorio al que tuvo acceso la revista neogranadina Semana, que la califica como una confesión formal ante la Fiscalía. El funcionario a cargo de los atentados en Cúcuta –incluido el que se dio contra Iván Duque- llegó hasta la estación de Policía en Bogotá, para escuchar la declaración del imputado.

El interrogatorio reveló cómo un oficial en retiro del Ejército y pensionado por sanidad terminó en las filas del frente 33 de las disidencias de las FARC. Medina explicó en su declaración que, tras su salida del Ejército, trabajó en la Unidad Nacional de Protección (UNP) y allí conoció a Ciro Alfonso Gutiérrez, alias “Ciro”, también capturado por los ataques terroristas.

De hecho, éste le ofreció una oportunidad de trabajo como instructor de combate para las disidencias. Estuvo por varios meses al servicio de este grupo criminal hasta que le hicieron una oferta adicional, desarrollar actividades de inteligencia en la Brigada 30.

Retirado por incapacidad

Andrés Medina salió del Ejército, en grado de capitán, tras sufrir un atentado el 15 de junio de 2015 y mientras se desempeñaba como piloto de helicópteros en Teorama, Norte de Santander. El ataque le dejó una incapacidad del 65 por ciento, principalmente pérdida del oído derecho y algunas lesiones en las extremidades inferiores.

Por ello, recibió una indemnización superior a los 171 millones de pesos y una pensión mensual de dos millones.

Esa condición médica le permitió al capitán en retiro ingresar de forma repetida al dispensario ubicado en la Brigada 30 sin despertar sospechas e incluso logró ganarse la confianza del personal de seguridad, que lo veía una vez por semana en los controles y terapias de recuperación física. Esa dinámica, resultó crucial para completar las actividades de inteligencia previas al atentado.

El carro bomba

Alias “el Capi” usó su celular para dejar registro de sus entradas y recorridos en la Brigada 30, que envió a los dispositivos de alias “John Mechas”, cabecilla del frente 33 de las disidencias de las FARC, quien ordenó el ataque terrorista. El paso siguiente era buscar el vehículo que convirtieron en carro bomba.

Es en este momento cuando aparece Joaquín Medina Duarte, de 56 años, padre del capitán en retiro, quien, de acuerdo con el interrogatorio, lo único que hizo fue buscar la camioneta por una solicitud que él mismo le hizo, “Yo le dije que estaban buscando una camioneta Fortuner blanca, que si la podía conseguir para ganarnos una comisión”, dice la declaración.

Buscaron la camioneta en Cúcuta y en otros municipios de Norte de Santander, pero no la ubicaron con las exigencias que hicieron las disidencias de las Farc. Por eso el papá de “el Capi” acudió a un sobrino, que rindió interrogatorio en la Fiscalía. Fue quien viajó hasta Bogotá y compró el vehículo a una mujer por 120 millones de pesos que se entregaron en efectivo, en dos contados. El 5 de junio de 2021, el primo de alias Capi regresó con la camioneta y bajo la orden de dejarla en un parqueadero. Un día después, el capitán en retiro la llevó hasta el municipio de Tibú, a tres horas de Cúcuta.

“El Capi” colocó el carro bomba en la Brigada 30

El día del atentado, el 15 de junio de 2021, “el Capi” fue el responsable de llevar la camioneta, pasar los controles y ubicar el carro bomba cerca del edificio donde permanecían los militares estadounidenses. El paso siguiente era activar el explosivo, que, según la confesión, lo ubicaron entre los puestos de conductor y copiloto. El capitán en retiro debía levantar una tapa y jalar una palanca, luego salir de la brigada.

En ese momento, aseguró alias “el Capi”, sintió temor, no solo por estar sentado junto a un artefacto explosivo, sino de las consecuencias que dejaría la explosión. “Tuve temor y miedo de detonar el carro”, dijo en su interrogatorio, en el que reconoció responsabilidad solo por el atentado a la Brigada 30 del Ejército, no por el ataque al helicóptero presidencial.

Su escape lo explicó a los investigadores de la misma manera en que quedó en los videos de seguridad de la Brigada 30. Esperó más de una hora y salió por la puerta principal, mientras se cubría la cara con un tapabocas. Afuera lo esperaba una moto que lo llevó a conocer a alias John Mechas, el cabecilla y responsable de ordenar el ataque terrorista.

En la cronología de los hechos que el capitán en retiro relató por más de ocho horas a los fiscales que llegaron a su sitio de reclusión, tuvo tiempo hasta para pedir perdón e insistir en su arrepentimiento por participar de este ataque terrorista. “Estoy totalmente arrepentido de lo que hice”, les dijo a los investigadores, por cuya colaboración existe la posibilidad de una rebaja de hasta el 50% de la pena.

Con información de Semana.




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