otograma extraído de un vídeo fechado el 22 de marzo de 2018, que muestra a la señora Alba Nidya Ortiz, madre de la menor Amanda Rubio, en el Hospital de Gineco-Pediatría de Hermosillo, Sonora (México). EFE

(EFE).-

Con un pronóstico de 20 por ciento de posibilidades de nacer con vida, de manera exitosa se recupera la bebe mexicana Amanda Rubio, tras una intervención quirúrgica al ser extraída de manera prematura, con un tumor de casi 2,5 kilogramos en su coxis, según informaron los médicos.

La niña nació el 7 de enero en el municipio noroccidental de Puerto Peñasco, en el estado de Sonora. Su madre, Alba Nidya Ortiz, no pudo conocerla entonces, porque fue trasladada de emergencia al hospital de gineco-pediatría de Hermosillo.

La primera vez que la vio, cuando le autorizaron a entrar durante no más de cinco minutos, Alba sufrió una gran impresión: «Tuve mucho temor, porque miraba que ella estaba muy chiquita, y el volumen del teratoma era muy grande».

Pesó 4,06 kilos al nacer, de los cuales 2,46 kilos correspondían al tumor, conocido como teratoma sacro-coccígeo, de acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

En ese primer encuentro, en el que la niña estaba sedada, la bebé le apretó el dedo a su madre cuando tocó su mano, lo que disipó los miedos de Alba, relató.

-Ella me dio fuerza para olvidar todo y concentrarme en ser fuerte, también por ella, y para que saliera adelante; le pasé todo mi amor, mis mejores vibras para que supiera que mamá ya estaba ahí», explica.

En la semana 29 de gestación, los médicos detectaron el tumor. «Es muy devastador que te digan eso, te asusta. Es un caso que no es muy común, no sabes quién puede ayudarte con ese mal que trae tu niña», comenta la madre.

Ana María Suárez Castillo, médico neonatologa que trató el caso, afirma a Efe que la bebé presentaba «inmadurez a nivel pulmonar», por lo que hubo que estabilizarla con el fin de que estuviera en condiciones óptimas de cara a la operación.

Le realizaron una intubación y estuvo bajo ventilación mecánica, para que «el pulmón hiciera el intercambio de gas y la oxigenación fuera adecuada».

El equipo de médicos que atendió a la niña resalta que es extraño que un teratoma tenga unas medidas tan grandes como en este caso.

La intervención quirúrgica, de alto grado de complejidad y que duró dos horas y media, no solo consistió en quitar el tumor.

También implicó una reconstrucción para que «quedara funcional como cualquier otro niño», porque el teratoma «hacía a un lado los órganos externos», el ano y la uretra, apunta a Efe José Benjamin Urrea, oncólogo pediatra a cargo del área de tumores en niños del IMSS en Sonora.

Después de la intervención, Amanda se quedó en la unidad de cuidados intensivos neonatales. Tres semanas después, se le retiraron los puntos, y se hicieron más exámenes para comprobar que no quedaran restos de la tumoración maligna.

A hora hay siete médicos de distintas especialidades -entre ellos de oncología, cirugía plástica y rehabilitación- que están pendientes del desarrollo de Amanda, informó la mamá, quien tenido que aprender a darle «cuidados especiales», por ser una bebé prematura.

Para ella, el resultado de la operación ha sido «un milagro», por lo que agradece a todas esas personas que rezaron para que todo saliera bien.

«Hay una prueba muy grande de que Dios escucha oraciones y nos pone los medios correctos, a la gente correcta, para hacer su voluntad», asevera la madre.




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