El indígena de la etnia Dessana, Antonio Vaz (c), de 79 años y paciente de COVID-19, recibe tratamiento este martes en el Hospital Municipal de Campanha Gilberto Novaes, en la ciudad de Manaus (Brasil). EFE
El estado brasileño de Amazonas, uno de los más golpeados por la pandemia en Brasil, reservó la planta de un hospital para la atención médica de los indígenas contagiados por COVID-19, una enfermedad que ya ha dejado más de 30.000 muertos en todo el país, de los cuales más de un centenar son de pueblos originarios.

El Gobierno regional inauguró hace una semana la unidad dedicada a indígenas en el hospital Nilton Lins de Manaos, capital del estado de Amazonas y primera ciudad de Brasil en entrar en colapso sanitario por el nuevo coronavirus, cuyo pico se espera entre el mes de junio y julio en el país.

Pese a que la pandemia ha remitido levemente en Manaos en las últimas semanas, el estado de Amazonas ha destinado 53 camas del hospital para la atención exclusiva de indígenas, de las cuales 20 de ellas son para pacientes de la Unidad de Cuidados Intensivos.

Tres de los médicos que actúan en la unidad son indígenas, que al igual de resto de profesionales recibieron una capacitación para adaptarse a las necesidades culturales y hábitos alimentarios de los pacientes.

De acuerdo con los datos de la secretaría de salud de Amazonas, ocho pacientes se encuentran ingresados en el hospital, de los cuales cuatro están en la UCI, mientras que hoy se registró la primera alta.

Se trata de la indígena venezolana Apolonia Zapata, de 29 años, quien pertenece a la etnia warao y llegó a Manaos tras huir de la crisis social y económica de su país.

Otros dos indígenas de las etnias Dessana y Kanamari permanecían ingresados este martes en el hospital de campaña municipal de Manaos, construido en abril para hacer frente al avance de la pandemia y donde han sido atendidos 20 indígenas desde el pasado 22 de mayo.

«Ya estoy mejor. Hoy me van a permitir la salida del hospital», dijo a Efe desde la cama del hospital Antonio Vaz, de la etnia Devessa, originaria de la región del Alto Negro, fronteriza con Venezuela y Colombia, y que con los años se ha extendido por el Amazonas.

La región, la cuarta más afectada por el coronavirus, ha registrado hasta el momento alrededor de 42.000 casos y 2.071 muertos.

En todo el país se han confirmado más de 1.100 indígenas infectados y cerca de medio centenar de muertos por el COVID-19 tan solo en las zonas rurales del país, aunque la cifra de fallecidos asciende hasta 147 si son considerados los nativos que viven en áreas urbanas.

El avance del coronavirus por el interior del país ha puesto en riesgo diversas comunidades indígenas, entre ellas los de la etnia yanomani, que este martes lanzaron un pedido de ayuda a la comunidad internacional para expulsar a millares de «garimpeiros», que a través de la minería ilegal, están acabando con la selva y con sus pueblos al propagar el COVID-19 en sus aldeas.

Los indígenas buscan evitar que el 40 % de su población termine infectada por el coronavirus con las actividades que a diario realizan los casi 20.000 mineros ilegales identificados en sus territorios.

En ese escenario, la etnia podría perder hasta el 6,5 % de sus integrantes, convirtiéndose en una de las poblaciones más impactadas por el virus en todo el mundo, según un informe de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) y del Instituto Socioambiental. EFE




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