¿Qué hacer con la migración venezolana? ¿Más restricciones? ¿Un fondo común? Representantes de doce países de América Latina debatirán desde este lunes en Quito cómo dar un trato concertado al éxodo de personas que huyen por el continente de la severa crisis en Venezuela.

La región que en el pasado vio salir a millones de latinoamericanos hacia Estados Unidos o Europa en busca de  trabajo o por culpa de la violencia, se enfrenta a una inusual migración dentro de sus fronteras.

Representantes de doce países de América Latina se reúnen desde este lunes en Quito para intentar definir los primeros pasos hacia una política regional frente al éxodo.

La cita concluirá el martes con declaraciones a la prensa, señaló la cancillería ecuatoriana, en cuya sede se desarrollará el encuentro.

Pese a estar invitado, hasta el domingo Quito no había confirmado la participación de representantes del gobierno de Nicolás Maduro, cada vez más aislado en el continente por cuenta de sus políticas y abusos en derechos humanos que le endilgan la OEA, la oposición y otros organismos internacionales.

«Un esfuerzo regional servirá para que nuestros países den una mejor respuesta a estas situaciones», dijo el canciller anfitrión José Valencia.

Al llamado de Ecuador acudirán Argentina, Bolivia (aliado de Venezuela), Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay, según la cancillería.

Sobre la mesa seguramente estarán propuestas que van desde la eliminación de restricciones a la migración o unificación de medidas para el tránsito de venezolanos, hasta un fondo común a instancias de la ONU, como propone Colombia.

O incluso el establecimiento de un sistema de cuotas de atención a migrantes, como lo planteó la semana pasada el jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, a su paso por Bogotá, donde anunció recursos europeos por 35 millones de euros para atender la «crisis migratoria» que Caracas niega.

«Es indispensable que cada país asuma su porción de responsabilidad», advirtió Santiago Chávez, viceministro ecuatoriano de Movilidad Humana.

Eso incluye a Venezuela, a cuyo gobierno se le pedirá que «implemente políticas» para que la migración sea «atendida de una manera adecuada», agregó.

Presión sobre Maduro

Alrededor de 2,3 millones de venezolanos (7,5% de la población de 30,6 millones) vive en el exterior, de los cuales 1,6 millones han emigrado desde 2015, cuando empeoró la escasez de medicinas y alimentos en su país en medio de una hiperinflación que pulveriza los salarios.

Colombia, Perú y Ecuador son los principales receptores del flujo migratorio, que se extiende a otras naciones sudamericanas, como Brasil.

No obstante, el chavismo tilda de montaje «tipo Hollywood» las imágenes de venezolanos que caminan por las carreteras junto a sus hijos y unas pocas pertenencias.

Para Daniela Salazar, abogada experta en Derechos Humanos, es necesario atacar las causas de la migración y no solo buscar paliativos a sus efectos.

«Ya que los gobiernos sienten que esto les está afectando, por lo menos que eso sirva para que no miren a otro lado y realmente pongan suficiente presión internacional para generar un cambio en la situación política en Venezuela», dijo a la AFP Salazar, catedrática de la privada Universidad San Francisco de Quito.

En la región no hay una postura única frente a la situación de Venezuela. En medio de las críticas que la mayoría lanza contra Maduro, Bolivia es una voz disonante que defiende al mandatario venezolano.

La OEA también convocó para el 5 de setiembre a una reunión extraordinaria para tratar el fenómeno migratorio.

Restricciones y xenofobia

En cada frontera que cruzan, los venezolanos se encuentran con requisitos diferentes. Colombia pide cédula para quienes están en tránsito y pasaporte para los que planean quedarse, Ecuador exige una cédula avalada con un certificado y Perú un pasaporte o solicitud de refugio.

El Defensor Público de Ecuador, Ernesto Pazmiño, consideró que «todos los gobiernos deberían flexibilizar el ingreso para amortiguar esta crisis humanitaria».

La migración de venezolanos es una de las más grandes de la historia de América Latina. La situación ha desbordado la capacidad de atención de los países, donde ya han aparecido brotes de xenofobia y violencia por enfrentamientos con la población local, como en el limítrofe estado brasileño de Roraima, donde militares reforzarán la seguridad por orden del gobierno.

La capital ecuatoriana fue escenario el pasado jueves de pequeñas marchas simultáneas de protesta y sin incidentes. Una de trabajadores informales contra los migrantes venezolanos y otra de activistas ciudadanos en rechazo a la xenofobia.

«Es urgente que los gobiernos abran sus fronteras y los habitantes no cierren las puertas a los venezolanos para evitar brotes de xenofobia», expresó Pazmiño a la AFP.

En Quito, los gobiernos abordarán el espinoso asunto de las «necesidades financieras» para atender a los migrantes, según Chávez, por lo que Ecuador pedirá aportes internacionales.

Férreo crítico del gobierno de Maduro, sobre el que ha dejado caer varias sanciones a sus líderes, Estados Unidos ha desembolsado recursos a Colombia y Brasil para atender a los migrantes.

A espaldas de la mayoría de sus vecinos, Maduro apuesta por la recuperación económica mediante un plan que incluye alzas del salario mínimo (de 3.400%), impuestos y el precio de la gasolina, la más barata del mundo. AFP




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