Naguanagua celebró este sábado el 240 aniversario de su elevación a Parroquia Eclesiástica, en medio de una serie de actos encabezados por la alcaldesa, Ana González, quien afirmó que la ciudad se proyecta como un ejemplo de trabajo y formación para el país, así como un punto de reencuentro ciudadano.
“Después de tanto tiempo en pandemia nos sentimos felices de poder celebrar junto al pueblo, y autoridades, en la Plaza Bolívar, un aniversario más de la fundación de Naguanagua”.
La mandataria estuvo acompañada entre otras personalidades, por la rectora de la Universidad de Carabobo, Jessy Divo de Romero, con quien suscribió un convenio de cooperación mutua que favorecerá tanto al municipio como a la comunidad de la casa de estudios.
González participó en la misa de acción de gracias celebrada en la Iglesia Nuestra Señora de Begoña, ceremonia presidida por monseñor Ricardo Guerra, en compañía del sacerdote Francisco Javier Sánchez, quien exhortó a poner en práctica el amor que Dios otorga, para ser más tolerantes y respetuosos y asumir las responsabilidades con humildad.
Seguidamente, autoridades y público en general se dirigieron hacia la remozada Plaza Bolívar, donde rindieron honores al Padre de la Patria, con una ofrenda ecológica.
Al concluir la ofrenda, la alcaldesa entregó reconocimientos a los ciudadanos Víctor Manuel Pinto Silva e Isidro Antonio Catary Sequera, y a la C.A Editora El Carabobeño, representada por su gerente general Carmen Grillet, por su aporte para el desarrollo integral del municipio.
Por su parte la Sociedad Amigos de Naguanagua, condecoró a Germán Tarazona, monseñor Ricardo Guerra Gutiérrez, María Elvira Lugo Mendoza, Ana Virginia Oviedo Arpaia y al Hospital Metropolitano del Norte.
Inmediatamente después, la alcaldesa de Naguanagua y la rectora de la Universidad de Carabobo, Jessy Divo de Romero, firmaron un acuerdo que incluye el apoyo recíproco entre gobierno municipal y alma mater.
Antes de cantar el cumpleaños a la ciudad se desarrolló la acostumbrada sesión solemne, donde el padre Francisco Javier Sánchez, participó como orador de orden.
EL DISCURSO
El orador de orden en la sesión solemne del Concejo Municipal de Naguanagua, fue el padre Francisco Javier Sánchez, quien se refirió a varios episodios históricos del municipio.
También señaló que la gratitud es la memoria del corazón, pues un corazón agradecido nunca olvida. Parafraseando a Cicerón, señaló que tal vez la gratitud no sea la virtud más importante, pero sí es la madre de todas las demás.
“Imaginen por un momento que dan a alguien un regalo bonito, pero sencillo, nada costoso y en humilde envoltorio, sin embargo, el destinatario con una enorme gratitud elogia tu sencillo gesto con palabras y acciones que superan en creces el valor material de tu regalo.
Ante semejante reacción te aseguro que la próxima vez harás un esfuerzo mayor para comprarle algo más valioso pensando: si con aquello tan sencillo reaccionó de esa forma cómo se pondrá con un regalo mejor”.
Reiteró que la gratitud ensancha el corazón, lo dilata para hacerlo capaz de dones mayores.
“Hoy agradecemos lo poco o lo mucho que durante estos 240 años hemos recibido de unos y de otros, sin distinción, sin divisiones, sin enemistades, con el sencillo deseo de aspirar más, ensanchar más para recibir más”.
Citó que el padre José María Rivolta, por muchos años hizo vida en Naguanagua. Primero como director de la Escuela Agronómica Salesiana y luego como fundador de Hogares Crea de Venezuela. El decía que los ciudadanos debían tener mente de computadoras, pie de elefante y corazón de Océano.
“Vivir la vida en gratitud es aprender a acoger todas las experiencias con piel de elefante. Superando la hipersensibilidad que tanto daño hace a nuestra vida. Nuestro Municipio y Venezuela necesita hombres y mujeres que salgan de la queja toxica y neurótica, que salgan del pobrecito yo y del victimismo y nos dispongamos a construir un carácter firme “.
