(Foto Ángel Chacón)

Nuevos testimonios de milagros concedidos por la virgen María, en la advocación de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, se registran en Venezuela. Y cada 18 de noviembre, miles de personas asisten a las iglesias para dar gracias y pedirle cura para una enfermedad, fertilidad o la paz del mundo.

Un ejemplo de fe y devoción a la Virgen Chinita es lo que hoy corona la vida de una familia valenciana: Hilmy Salinas, de 39 años de edad, hace 13 años se casó con un caraqueño, felices padres de Samuel de 11 y Ana Sofía de 4 años.

Y aunque nunca han visitado el estado Zulia, hace poco conocieron la milagrosa historia de la aparición de la virgen morena. Su mamá asistía a misa por esta fecha en la iglesia San Antonio de Padua en Prebo, invitada por las hermanas Gutiérrez, Esmeralda y Violeta.

Hace cinco años, Hilmy se despertó cantando gaitas dedicadas a la Chiquinquirá. “Sentía una alegría extraña, entusiasta, mientras colaba café: el 18 de noviembre día de tu cumpleaños… y hasta allí me sabía la canción. Y mi esposo me decía: “Tú amaneciste hoy maracuchísima”. Y le contesté de forma chistosa: “Ay mirá vos que sí”.

Días antes a Hilmy le habían diagnosticado hipotiroidismo, los estudios detectaron un nódulo en el cuello. Además, con el antecedente de una necrosis de las trompas por una infección contraída en una operación de apéndice que la había dejado estéril.

Comenzaron los trámites preoperatorios, que incluían una punción en el nódulo para biopsia.

“Virgencita, por favor que yo no tenga cáncer. Y también pedí tener otro hijo, pese a mi condición”

-Ese año mi mamá no podía ir a la misa por razones de trabajo. Yo fui con mi hijo a la misa de la Chinita. Me sorprendió la cantidad de gente devota. Cantamos, oramos y yo le pedía: “Virgencita, por favor que yo no tenga cáncer. Y también pedí tener otro hijo, pese a mi condición”.

Ese mismo año 2011, a principio de diciembre, un día sábado estando en su casa se sintió extraña, mareada. Su instinto le decía que debía hacerse una prueba de embarazo. El resultado fue positivo. “Nuestras vidas dieron un giro y comenzaron las preguntas: ¿Será que es un buen momento? ¿Debemos o no seguir adelante? En medio de ese tormento me quedé dormida. Y a las 3:00 a.m. me despierto por un sueño. Escuché la voz de una mujer que me dijo: “Tú me pediste un hijo, y es una niña”. Y comencé a gritar “¡La Chinita, la Chinita!”.

Cuando tenía cuatro meses de embarazo, mientras festejaban el cumpleaños de su esposo, sufrió un resbalón en la escalera y le dieron contracciones. “Me llevaron al médico, pero nunca perdí la fe de que mi niña estuviera sana y salva. Yo solo pensaba: “La Chinita me la dio y la Chinita me la cuida. Y Ana Sofía llegó a alegrarnos la vida el 7 de julio de 2012, el día de mi cumpleaños”.

La veneración hacia la madre de Dios se afianza con más fuerza en esta familia, cuando a Samuel, el niño mayor, a sus 9 años le diagnostican diabetes tipo 1, lo cual afectaba también su corazón, y tuvo ser sometido a un tratamiento con pastillas y dieta.

Hace dos años en una misa de la Chinita, Samuel le pidió que si le había regalado una hermanita, también a él lo curara. Y así fue. Días después en visita de control la doctora les informó que Samuel tenía muy bien sus valores en sangre.

“Esa fue la chinita que me curó”, dijo Samuel a la doctora. Hasta ahora mantiene sus niveles de azúcar con dieta y dejó de tomar medicinas para el corazón.

Se conmemoran 307 años de la aparición de la virgen morena de Chiquinquirá en el Zulia y 74 de su coronación canónica. En Valencia desde hace 10 años esta fiesta se ha convertido en una tradición, donde más de dos mil personas desbordan la iglesia San Antonio de Padua para pedirle con fe y devoción, que interceda ante Dios por todas las familias de Venezuela y de los pueblos del mundo.

 

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