Por: Luis Cabrera / @salteveneno
Papel fotográfico, pantallas de dispositivos móviles o computadoras. Tradicionalmente, vemos nuestras imágenes fotográficas sobre este tipo de soportes. Sin embargo, en la búsqueda de alternativas no convencionales para el manejo de la fotografía, coincidí con una corriente interesante menos popular que se decanta por el uso de materiales orgánicos: Se llama Clorotipia y el resultado es muy noble.
Esta técnica, aprovecha la clorofila y permite la reproducción de imágenes sobre hojas vegetales sin el uso de emulsiones, tintas, o cualquier otro químico industrial. Esto se logra al colocar la imagen fotográfica (preferiblemente contrastada y previamente impresa en una lámina de acetato en una hoja de acetato) encima la hoja vegetal; sobre esto se coloca un vidrio a modo de prensa para luego exponerlas al sol hasta conseguir la transferencia de la imagen.
No hay precisión de quién la utilizó por primera vez, no obstante, me atrevería a decir que roza tangencialmente los principios del grabado artístico. Un referente obligatorio es el fotógrafo Binh Danh (@binhtdanh). Vietnamita, y residenciado en EE.UU, trabaja con la impresión sobre hojas, su cuerpo de trabajo fotográfico se basa en retratos e imágenes del campo de batalla de la guerra de Vietnam.
En Venezuela, el fotógrafo y docente Julio Blones (@blonespinhole) es un estudioso de estos procedimientos y tiene un trabajo muy interesante alrededor de la imagen del Dr. José Gregorio Hernández. Sin duda, este colega es un referente de esta técnica y otros procesos nobles. Además, siempre está dispuesto a compartir sus conocimientos, por eso, les invito a contactarlo.
Explorar otros soportes le brinda la oportunidad a la imagen de transformarse a sí misma. El tiempo hará su trabajo, el color de la hoja se irá perdiendo pero las zonas oscuras de la transparencia mantendrán el color de la hoja. Los tiempos pueden variar de acuerdo al tipo de hoja o a la intensidad de la luz solar.
Un dato importante: No es conveniente levantar el acetato para revisar cómo avanza la impresión sobre la hoja, esto puede traer como consecuencia que no se logre acomodar la lámina transparente en la posición original y la definición de la imagen final será deficiente. Como en otros procesos nobles, la paciencia es una variable importante en esta técnica.
Una vez que está listo el proceso, se observa la transferencia de la imagen del acetato a la hoja, con las texturas propias de este soporte vegetal, otorgándole un carácter distinto a la imagen obtenida. Para preservar el resultado final, se recomienda tratar la hoja ya impresa con glicerina o resinas para intentar detener su sensibilidad a la luz. De lo contrario, se irá deteriorando hasta que la imagen se borre. Una lección más de lo efímero de la existencia.
Estos procesos nos recuerdan y ratifican que el hecho fotográfico no termina con la obtención de una imagen, escoger el soporte final para la fotografía extiende la reflexión, y hay un abanico amplio de posibilidades.
La clorotipia nos conduce a explorar otras alternativas, dejar que el sol, el tiempo y la hoja hagan su trabajo. Siempre es grato experimentar con otros métodos, observar la mutación de la imagen a través del soporte que se utilice.
Por otro lado, muy poco se ha escrito o estudiado sobre esta técnica, y la mayor parte del proceso depende de la experimentación. El fotógrafo se convierte en una especie de “alquimista de la imagen”, brindándole soportes con una carga connotativa única.
