Intactas / Luis Cabrera, 2018

Luis Cabrera / @salteveneno

Fotografiar es mucho más que el acto lúdico por medio del que se dispara el obturador para obtener una imagen. Fotografiar puede incluso considerarse como consecuencia de un bagaje visual, cultural, social, político, emocional, y psicológico.

El hecho de registrar lo que miramos, nos obliga a reflexionar sobre qué estamos viendo, qué es la mirada. Para Francois Leguil “la mirada es el producto de una suerte de sustracción en el espacio cubierto por el campo visual: es la visión menos lo que no se ve cuando no se hace el trabajo de mirar; o al contrario, es lo que se ve menos lo que se mira, en efecto, si es posible pretender verlo todo, es imposible mirarlo todo a la vez.”

Básicamente, cuando fotografiamos estamos tomando apuntes de esas escenas que merecieron nuestra atención a través de nuestra mirada, utilizando un dispositivo, cuyo encuadre nos delimita. Algo – de eso que miramos – nos atrapó, y por eso lo fotografiamos, para poder llevarlo con nosotros y en algunos casos compartirlo.

Desde el psicoanálisis, Manuel Kizer considera que tanto Sigmund Freud como Jacques Lacan consideraron a la producción artística como un discurso del sujeto y en tanto tal, puede ser un síntoma, plasmar al fantasma (entiéndase como fantasía, fábula) o ir más allá. Recuerdo haber escuchado una frase que me quitó el sueño durante varias noches en mis primeros encuentros con la fotografía: “somos lo que fotografiamos”.

¿Qué estamos fotografiando? ¿Por qué nos llama “eso” la atención? ¿Qué respuestas estamos buscando? Si consideras que lo haces solo por la búsqueda de la belleza, Lacan le pone un toque amargo cuando afirma que “la belleza es el límite de lo trágico, una barrera: punto donde la cosa inaprensible nos vierte su eutanasia”. ¿Le huimos a “algo” entonces?

Es quizás esta continua búsqueda lo que hace que los artistas padezcan y disfruten al mismo tiempo del arte, ese espacio donde la creación no se puede transferir ni transmitir. Un espacio de liberación donde irónicamente no se encuentra la salvación.

Es entonces, cuando pudiésemos reflexionar que en cada fotografía concebida como una obra contemporánea se cruzan umbrales epistemológicos a través de las distintas capas de lectura de la imagen, donde se entrelazan: la mirada del autor, su proceso de creación, el hecho fotografiado, información semiológica, y una carga connotativa que logra conectar con el espectador.




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