Estética del error, Luis Cabrera, 2021

Por: Luis Cabrera / @salteveneno

Se hace cada vez más selecto el grupo de fotógrafos emergentes realmente interesados en el proceso de aprendizaje. Nuestro contexto empuja a alternativas cada vez más rápidas, fáciles de digerir, y sin mayor esfuerzo interpretativo.

Ya podemos inferir que el número de fotógrafos dedicados a la docencia se ha visto duramente mermado. Los que se aventuran a enseñar a través de las plataformas digitales se tienen que adaptar al mercado, a la dinámica de las redes, y a unos usuarios con unos intereses particulares.

Esta migración a plataformas digitales es absolutamente lógica. Le permite al docente alcanzar otras latitudes, plegarse a la asincronización donde el estudiante puede ver las lecciones en el momento que mejor le resulte, y además resulta menos costoso que invertir en una infraestructura y los gastos implícitos de un inmueble. Por supuesto, existen otros incentivos monetarios a través de la suscripción o por medio de las visualizaciones de acuerdo a la plataforma.

¿Cómo se ha visto afectado el estudiante? Hay un componente pedagógico que pareciera manifestarse exclusivamente a través de la presencialidad. El proceso de aprendizaje no consta solo de vaciar información y que el estudiante la digiera en forma de conocimiento. Va mucho más allá. Es entender las limitaciones de cada individuo durante ese proceso, es atender sus dudas y expectativas por medio de la interacción.

Abraham Maslow, uno de los psicólogos humanistas de mayor influencia, planeó definir las etapas del proceso de aprendizaje de la siguiente manera:

● Primera etapa: incompetencia inconsciente
● Segunda etapa: incompetencia consciente
● Tercera etapa: competencia consciente
● Cuarta etapa: competencia inconsciente

Acompañar al individuo a través de este camino, es una gran responsabilidad que requiere no solo cierto nivel de conocimiento, sino vocación con la docencia y compromiso con ese individuo que ve en ti un facilitador, un guía.

La docencia no es un trono. Tampoco una investidura divina. Es el ejercicio de una gran responsabilidad: la pervivencia del conocimiento con un sentido ético.

Por muy duro que ha sido el camino, siento una enorme necesidad de compartir lo que he aprendido, porque he tenido la suerte y privilegio de coincidir y compartir con grandes maestros de la fotografía como: Rafael Delgado, Leonardo Rojas Magallanes, Nelson Garrido, Wilson Prada, José Voglar, Vilena Figueira, Marcel del Castillo, Esso Alvarez, Fernando Carrizales, Vasco Szinetar, entre otros.




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