Nick Oropeza. Foto cortesía

Pablo Oropeza, padre del estudiante Nick Samuel Oropeza Borjas (19), asesinado la noche del miércoles frente al sector La Gran Parada, de Macarao, al ser repelida una protesta por la Guardia Nacional Bolivariana, dijo que se siente “muy mal”, y denunció que los funcionarios de los cuerpos de seguridad “andan actuando fuera de la ley, matando a nuestros hijos como si fueran unos perros”.

Pablo Oropeza. Foto Cortesía

Nick Oropeza fue una de las seis víctimas que dejó la represión policial el miércoles 23 de enero, después de la juramentación de Juan Guaidó. Estudiaba 5º año en el liceo Juan Lovera, era el menor de tres hermanos y vivía con su madre en el sector Santa Cruz, de la referida parroquia.

El 23 de enero asistió a la marcha con su madre y un grupo de amigos. A las 3 de la tarde ya estaban de regreso en Macarao, pero al caer la noche Nick salió con varios amigos para unirse a las protestas, sin que su madre se percatara. Ella pensaba que Nick estaba en el segundo piso de la casa, donde vive la abuela.

Aproximadamente a las 9 de la noche, un niño llegó corriendo para avisar que a Nick lo habían herido. Cuentan sus amigos que mientras veían la protesta, llegó una tanqueta negra de la GNB, ellos corrieron en desbandada, pero observaron que Nick no iba en el grupo, voltearon y lo vieron en el piso. Con ayuda de un motorizado lo llevaron al hospital Pérez Carreño, donde murió.

Esa tanqueta que persiguió a los muchachos y desde la cual les dispararon, no estaba asignada al módulo de La Gran Parada. Era parte del apoyo que pidieron los funcionarios de ese puesto porque les informaron que iban a bajar unos delincuentes armados a enfrentarlos. «Mi hijo recibió un disparo mal dado, es una injusticia, por eso me siento muy mal. Andan matando por gusto, no entiendo eso, si ellos también tienen familia».

Nick fue alcanzado por un proyectil de alto calibre. La bala le causó severos daños, perforándole un riñón y un pulmón.

El joven pensaba seguir una carrera universitaria al graduarse de bachiller. Pertenecía a un equipo deportivo en su comunidad y formaba parte de los coros en la iglesia de Macarao, en la cual se congregaba y acompañaba al padre Jesús especialmente en Semana Santa.

Este sábado sus restos serán sepultados a las 2 de la tarde en el Cementerio de Macarao.

 




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