Foto: AFP

El portugués André Villas-Boas, conocido por su desempeño en clubes tan populares como el Chelsea, el Tottenham o el Zénit, cambiará a partir del sábado el banco de entrenador por el asiento de piloto cuando se suba a su auto y debute en un Dakar.

Con una barba descuidada de tres días, el «AVB» piloto luce igual que el «AVB» técnico aunque su lugar de trabajo sea ahora un 4×4 Toyota Hilux. A pesar de ello, el cambio le parece natural debido a «la pasión familiar» por los deportes de motor.

«Tengo tiempo libre y los números me hablan: es la edición 40, tengo 40 años y mi tío participó cuando estaba en los 40 también», explica el sobrino de Pedro Villas-Boas, quien corrió el Dakar en 1982 y 1984.

Al cambiar el banquillo por el volante, el técnico ha tomado una dirección inesperada pero no inédita.

El exastro del Real Madrid y el Reims, Raymond Kopa, ya tomó la salida en 1985 y exseleccionador francés Michel Hidalgo también lo hizo en 1991, demostrando que los futbolistas podían adaptarse a los terrenos más complicados.

El paso del balompié a los deportes de motor es lógico para «AVB».

«Es la pasión de mi familia desde hace tiempo. Mi padre me llevaba a los Grandes Premios de Fórmula 1 y a los rallies del campeonato de WRC cuando pasaban por Portugal», rememora Villas-Boas.

Ganas de aprender

«Claro que mi trabajo es el fútbol. Los deportes de motor son un pasatiempo para pasarlo bien», explica.

Su participación en este Dakar es también una perfecta alineación de los planetas ya que se quedó sin trabajo a finales de noviembre al abandonar el Shanghaï SIPG chino.

El exasistente de su compatriota José Mourinho, que quiere «volver a Europa» y cuyo nombre suena asiduamente en el PSG francés, ha empleado este tiempo en ponerse en forma de cara a las exigencias físicas de una prueba tan complicada como el Dakar.

«No tengo experiencia», confiesa, tras no haber competido nunca. «Tenemos el mejor equipo, al mejor copiloto (Rubén Faría)… ¡pero no al mejor piloto!», dice entre risas.

«No hemos tenido tiempo de probar demasiado», explica por su parte Jean-Marc Fortin, director del Overdrive Racing, el equipo de Villas Boas. «Pero vemos sus ganas de aprender, con método y disciplina».

Para el portugués, que muestra el amor por su país con los colores de su bandera en la parte trasera de sus espejos retrovisores exteriores, el objetivo es simple: terminar y disfrutar de «esa mezcla de naturaleza con deportes de motor que me atrae del Dakar».

La prueba arranca este sábado en Lima y constará de una primera semana con etapas técnicas por las dunas, el punto débil de Villas-Boas, quien a pesar de ello es optimista, como su jefe de equipo. «Los ensayos del miércoles fueron muy bien. No está preparado pero puede hacerlo», avisa.




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