Andy Murray revalido su favoritismo /Foto: AFP

El tenista nº1 mundial, el británico Andy Murray, venció este sábado al canadiense Milos Raonic en un partido caótico y emocionante, y disputará su primera final del Másters.

Murray salió victorioso de un partido loco y larguísimo (3H38) disputado en el pabellón O2 de Londres y que acabó con el marcador 5-7, 7-6 (7/5) y 7-6 (11/9).

Fue el partido más largo de la historia de este torneo que reúne a los ocho mejores desde que se disputa a tres mangas.

El rival del escocés saldrá de la otra semifinal de este sábado, entre el japonés Kei Nishikori o al serbio Novak Djokovic, el único que podría evitar que acabe el año como número uno mundial.

El escocés estuvo al borde del precipicio al desaprovechar, en el juego de desempate final, tres bolas de partido y permitir que Raonic contará con una, pero finalmente aprovechó la cuarta.

«Estoy agotado» 

«Estoy agotado» -dijo al final el escocés-, «no esperaba que fuera un partido tan largo ante un sacador como Milos», el canadiense de 25 años, que era cuarto cabeza de serie.

«Es uno de los partidos más duros que he jugado en cancha cubierta», añadió, prometiendo dar lo que le queda para alzarse con el último torneo del año, ante su público.

Se anticipaba un partido igualado. Murray es un jugador de más recursos que Raonic, pero el servicio potente y preciso del canadiense, el mejor del circuito, hace que tenga prácticamente asegurado llegar al juego de desempate en casi cada manga.

En todo el primer set, el británico no dispuso de ninguna bola de ruptura, mientras que el canadiense contó con más de las que nunca habría soñado, 5, pero no era capaz de convertirlas.

Finalmente, con 5-5, y tras un juego pobrísimo del número uno mundial que acabó en una doble falta, Raonic rompió el servicio (6-5) y luego se llevó el set (7-5).

Murray mantuvo el tipo, pero el escocés estrelló en la red un golpe de derecha y un revés y desperdició sus dos primeras bolas de ruptura del partido.

Al borde de un ataque de nervios

El escocés no oculta su estado de ánimo en la cancha, y sus gestos indicaban que algo no iba bien: sacudía la cabeza, sonreía o maldecía tras sus errores, clamaba al cielo en un descanso, se reñía, reñía a los suyos….

Para consternación del público del O2 de Londres, parecía que el ídolo local iba a dejar el número uno mundial tras haber disfrutado de él una sola semana.

Murray perdió a continuación un servicio (2-1), pero cuando Raonic lo tenía mejor que nunca para echar tierra de por medio, cometió cuatro errores no forzados en un solo juego que igualaron el marcador (2-2).

Ese momento propició un intercambio de papeles. Murray se anotó 8 puntos seguidos para recuperar el control del set (3-2). El servicio del canadiense había perdido fuerza y eso permitió al escocés jugar más adelantado.

La segunda manga llegó al juego de desempate, y fue un despropósito espectacular que cayó del lado de Murray (7/5), con errores no forzados seguidos de «aces», voleas y golpes ganadores, y de nuevo fallos inocentes.

El tercer y definitivo set partido entró en una fase de relativa tranquilidad, en parte por el cansancio de los jugadores.

El juego volvió a avivarse mediado la manga, a partir del octavo juego, por el interés de ambos en evitar el juego de desempate.

Ahí empezó otra fase desquiciada, con cuatro juegos -antes del de desempate- en que ninguno pudo conservar su servicio, haciendo inevitable el tie-break que Murray ganó (11-9).




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