Las colas en el Bicentenario son habituales. (Foto Carlos Andrés Pérez)

Cristhopher Borrero / Litzy Sanz Nava

Los ánimos en las colas son cada vez más volátiles. El enojo y la susceptibilidad de los usuarios resultan un factor desencadenante de altercados y enfrentamientos, tal y como sucedió este sábado a las afueras del Abasto Bicentenario de la avenida Bolívar.

Cerca de las 11 a.m. se registró un altercado entre compradores. La riña se originó porque uno de los ciudadanos puso en venta su puesto en la cola, a lo que la multitud respondió con insultos y empujones en su contra.

Pese a la presencia de efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y la Guardia del Pueblo, las labores de prevención no fueron suficientes. Se requirió de las actuaciones de tres GNB y tres efectivos de la Policía de Carabobo para disipar el conflicto y restablecer el orden.

Lourdes del Valle, compradora asidua del Bicentenario, comentó que ese tipo de situaciones son habituales, y que la técnica implementada para restringir el acceso de revendedores o vendedores de puesto era ineficiente. “Acá a todos nos colocaron un número en el brazo, pero eso no sirve, cualquiera puede marcarse el brazo y acceder al mercado sin mayores retrasos”.

Los usuarios pernoctaron a las afueras del establecimiento para asegurarse un lugar en la larga cola y poder comprar pollo, arroz y espaguetis.

En agosto del año pasado se activó el plan “Mata Colas”, coordinado por la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos, pero las medidas aplicadas para resolver este conflicto han sido ineficaces, consideran los compradores.

Otra cola se registró en las adyacencias del Automercado San Diego, en la avenida Bolívar. Los usuarios señalaron que la fila corría con fluidez pero que una vez dentro esperaban comprar harina de maíz precocida y detergente.

En el Farmatodo de El Viñedo se observó una multitud de compradores a las afueras del comercio. En su mayoría esperaban ingresar para conseguir artículos de aseo personal como champú, jabón y desodorantes, y pañales.

Malos tratos en Puerto Cabello

Llegar a una cola en Puerto Cabello para la compra de alimentos, productos de higiene personal e insumos escasos en el mercado, además de exponer a los usuarios a un proceso de horas de pie y posibles riñas colectivas, ahora tiene un adicional: funcionarios a cargo de regir compras controladas que de forma inadecuada se dirigen hacia la ciudadanía para mantener el orden.

Acudir a una cadena de farmacias o supermercados implica recibir agresiones verbales de funcionarios adscritos inclusive a la Fundación de Derechos Humanos. Tal fue el caso de María Rojas, ama de casa a quien violando sus derechos como mujer se le impidió, con agresiones verbales, que ingresara al local para comprar agua. Denuncias como esta tienden a crecer con el paso de los días. Porteños llevan unos tres años protagonizando kilométricas colas para la compra de productos de primera necesidad.




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