Mientras la concentración militar de Rusia cerca de Ucrania se aceleraba a principios de este año, los planificadores militares de la OTAN comenzaron a prepararse para enviar decenas de aviones de combate y aviones de vigilancia a los cielos cerca de Rusia y Ucrania.
Fue una advertencia a Moscú para que no cometiera el error de apuntar a ningún país miembro.
Incluso en las semanas previas a la guerra, los políticos y los analistas estaban divididos sobre si el presidente Vladimir Putin realmente ordenaría la invasión de las tropas rusas. Sin embargo, desde un punto de vista militar, las fuerzas dispuestas alrededor de Ucrania parecían diseñadas para hacer precisamente eso.
Los ojos de la OTAN en el cielo
Se convirtió en una cuestión de urgencia poner más ojos en el cielo y vincular estrechamente los aviones, buques de guerra, sistemas de misiles terrestres e instalaciones de radar de la OTAN para proteger el flanco oriental de la alianza.
Estamos monitoreando muy de cerca, dijo esta semana el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. “La información, el mejor conocimiento posible de la situación, es, por supuesto, extremadamente crítico en una situación tan peligrosa como la que vemos ahora en Ucrania”.
En el período previo a la invasión del 24 de febrero, el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas de la alianza en Uedem, Alemania occidental, cambió de marcha. Unas pocas docenas de personal militar ahora manejan simultáneamente hasta 30 aviones en los cielos desde el extremo norte de Noruega hasta Eslovaquia.
Monitorean aviones rusos sospechosos
Desde un búnker subterráneo en tierras de cultivo tranquilas, los aviones de patrulla se desvían para monitorear aviones rusos sospechosos. Los jets en espera de 15 minutos son rutinariamente «Alpha Scrambled» de toda Europa para interceptar aviones no identificados cerca del espacio aéreo de la OTAN.
Más de 100 aviones pueden estar trabajando en el aire en un día determinado, mezclados con aproximadamente 30 mil vuelos civiles que se realizan diariamente a través de los cielos europeos.
Seis aviones de vigilancia Boeing E-3A de la antigua flota de aviones de control y alerta temprana de la OTAN ayudan a crear una «imagen aérea» para compartir con los países miembros. Estos “ojos en el cielo” no vuelan a Ucrania o Rusia, pero pueden ver hasta 400 kilómetros (250 millas) a través de las fronteras.
Patrullan área fronteriza
Los aviones de combate también brindan información sobre lo que sucede dentro de una parte de dos países en guerra. Estos «activos» a veces se envían desde lugares tan lejanos como el oeste de Francia, se reabastecen de combustible en el aire y pueden patrullar durante aproximadamente una hora en el área fronteriza antes de que deban regresar.
La alianza militar de 30 naciones teme verse envuelta en una guerra más amplia con Rusia, por lo que se respetan escrupulosamente las fronteras y el espacio aéreo.
Siempre existe la niebla de la guerra, y no queremos tener activos de la OTAN cerca porque incluso sin querer podrías tener algunas pérdidas, dijo el general de división Harold Van Pee, comandante de las instalaciones de la OTAN en Uedem.
Las zonas más sensibles para los aviones no identificados son la península de Kola, en las fronteras altas del norte de Rusia y Noruega, el golfo de Finlandia que se acerca a la ciudad rusa de San Petersburgo y los cielos alrededor del enclave ruso de Kaliningrado, entre Lituania y Polonia.
Lea la nota completa en AP News
