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(Foto archivo)

El panorama es desalentador. Ya Carabobo no tiene las cualidades para ser llamado el estado industrial del país, con más de 80% de sus empresas cerradas o paralizadas y una proyección absolutamente negativa respecto a la operatividad de las pocas que sobreviven.

Eran cinco mil industrias las que generaban bienestar a sus trabajadores y mantenían a la entidad en tope de la productividad nacional. Actualmente, solo hay dos mil de las que apenas 600 han estado con sus líneas de producción en funcionamiento y a 20% de sus capacidades instaladas.

El impacto directo de esta situación, además de una caída en la manufactura, lo reciben los trabajadores. El desempleo se ha incrementado en más de 50% y la informalidad parece ser la norma, sobre todo como una solución para quienes reciben salarios más deprimidos.

La mayoría de quienes eran parte de las nóminas de empresas públicas se dedican a otras labores. “Ahora venden cualquier cosa, son buhoneros o hacen trueque para poder sobrevivir, porque los sueldos no tienen ningún tipo de alcance”, aseguró el secretario general de Fetracarabobo, Jhonny Magdaleno.

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Jhonny Magdaleno, secretario general de Fetracarabobo

A esto se suma la desaparición de los puestos de empleos en empresas grandes. Solo quedan en industrias pequeñas y medianas que también están cerrando. “Polar es la única que sigue activa, pero de 10 plantas que tenía en Carabobo, solo quedan cuatro”.

El salario y las industrias

Los cálculos de Fetracarabobo indican que los salarios de las industrias en el sector privado superan hasta en 10 veces a los de la administración pública, lo que ha contribuido con la informalidad.

Pero no hay sueldo con el que un carabobeño pueda garantizar su sustento y el de su familia. “El sector privado está dando bonificaciones a sus trabajadores, y eso les da un respiro, pero no es la solución, porque nada de eso es válido para sus prestaciones sociales”.

La propuesta del sector es clara: que el salario mínimo se ajuste a 400 dólares como la única manera de garantizar la estabilidad y calidad de vida de los venezolanos y la recuperación de las industrias.

“No es justo que los trabajadores del sector salud, que están en la primera línea de combate de la COVID-19 ganen dos dólares al mes, o que a los maestros no les alcance la quincena ni para pagar la renta del celular y así poder dar las clases virtuales”.

Por todo esto, los sindicatos y federaciones de Carabobo convocaron para el sábado 1 de mayo, una concentración en la Plaza Santa Rosa de Valencia, para elevar sus voces de protesta en este Día del Trabajador.




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