Todos podemos contribuir a crear espacios libres de riesgo para enfermedades inducidas por ruido. Desde iniciativas individuales, hasta la academia, sociedades científicas, ONGs y entidades gubernamentales, han participado, desde hace más de 20 años, en diversas iniciativas con este fin. Quizás todos recordemos algún episodio, durante la infancia y adolescencia, que ante la generación de ruidos a excesivo volumen, recibíamos de un adulto, la recomendación de “bajar el volumen” para cuidar la audición.

Esa iniciativa individual estaba sembrando la conciencia para proteger el ambiente de ruidos que enferman. La Academia, siempre presente, ha contribuido con la generación de espacios protegidos de ruidos tóxicos.

Ya en 2003, Villarroel y Cols. del Departamento de Física FCNT de la Universidad de Panamá, publicaron un estudio que “midió, durante un año, los niveles sonoros en 100 puntos de un sector del área urbana de la Ciudad.

Concluyeron, entre otras cosas, que “se debe instruir y concienciar a la población, en especial a la niñez y juventud, sobre los efectos que causa el ruido a la salud”. (http://www.sibiup.up.ac.pa/otrosenlaces/tecnociencias/Vol.%205(2)/Tecnociencia%20Articulo%209%205(2)%2003.pdf).

También la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP), en la inauguración de la XXIV Semana de la Ingeniería Civil, en 2012, brindó la oportunidad al Dr. Eduardo Flores de presentar el libro Contaminación Acústica en Panamá y transmitir la experiencia de 14 años de aprendizajes sobre “un contaminante invisible pero presente, como el aire sucio y el agua contaminada” al que no le prestamos la atención requerida. La comunidad científica a través de la Sociedad Panameña de ORL y Cirugía de Cabeza y Cuello, el Colegio Nacional de Fonoaudiología, y algunas fundaciones como la Fundación Oír es Vivir, suman esfuerzos en campañas anuales para la concienciación sobre los efectos del ruido y la necesidad de contribuir, todos con la generación de espacios amigables que nos protejan de las enfermedades inducidas por ruido.

Cada cual, “desde su trinchera” podría hacer lo suyo para evitar las reacciones del organismo ante el ruido que, por cierto, transcienden al oído. Diversos organismos oficiales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Comunidad Económica Europea (CEE) o el Consejo Superior de

Investigaciones Científicas (CSIC), entre otros, han declarado de forma unánime que el ruido tiene efectos más allá de la audición como irritación y cansancio que provocan disfunciones en la vida cotidiana. También la exposición al ruido, puede causar problemas médicos, como hipertensión y enfermedades cardíacas, afectar a la lectura, la atención, la resolución de problemas y la memoria.

Cualquier vía y medio es útil para prevenir las enfermedades inducidas por ruido. Las instituciones están ejerciendo acciones como la divulgación de esta información, la siembra de conciencia sobre los efectos dañinos del ruido, campañas que invitan a respirar en el “tranque” antes de pitar, disfrutar la música en volumen moderado…  ¿cuál es tu aporte?

 




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