isla la culebra los guayos
Vista del terraplén que conecta a Isla La Culebra con el resto de Los Guayos. (Foto: Kevin Arteaga González)

Abandonados por las autoridades regionales. Así se sienten los habitantes de Isla La Culebra, en Los Guayos, quienes además de vivir con el temor permanente de quedarse incomunicados y sin sus viviendas debido al crecimiento descontrolado del Lago de Valencia, también padecen el colapso de los servicios públicos: electricidad, agua, gas doméstico, transporte y atención médica.

Carmen González es una de las afectadas por la crisis multifactorial que azota a quienes habitan en la isla. Es ama de casa y para subsistir depende del poco dinero que a veces consigue su único hijo, de 27 años, producto de la pesca, cuando con suerte logra sacar algo del lago. A sus 63 años, aseguró que nunca le había tocado vivir momentos tan duros y tristes como ahora.

Aquí hemos aguantado hambre porque la bolsita (de alimentos CLAP) llega cada dos meses”, dijo. Debido a la pérdida del poder adquisitivo, ella y su hijo se ayudan con el subsidio que de forma intermitente entrega en gobierno a través de los CLAP. Pero no es suficiente y los alimentos son de mala calidad.  “La última vez trajo una harina, que hay que comérsela ligada con ahuyama porque es demasiado maluca, un kilo de arroz y otro de pasta”.

Debido a que en esa zona no hay rutas de transporte público operativas, ni siquiera durante las semanas de flexibilización, a Carmen y sus vecinos les toca caminar varios kilómetros bajo el sol inclemente si necesitan dirigirse hasta las zonas urbanas de Los Guayos o Carlos Arvelo para trabajar, hacer compras o incluso recibir atención médica.

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Carmen aseveró que las autoridades han ido a evaluar las condiciones de su vivienda en varias ocasiones, pero hasta la fecha no le han dado respuesta ni solución. (Foto: Kevin Arteaga González)

En la isla tampoco hay centros de primeros auxilios, ni siquiera algún Centro de Diagnóstico Integral (CDI) o un ambulatorio para atender las emergencias médicas. “Se han muerto personas por la tensión y hasta por un dolor, porque no tenemos quien nos auxilie, ¿cómo hacemos para sacar a un muchacho enfermo hasta la medicatura de Los Guayos caminando?”.

Carmen es el rostro de la desidia gubernamental. Para ella no hay tranquilidad ni descanso en su vejez, sino angustia y preocupación ante las precarias condiciones en las que vive. Con el paso de los años y el crecimiento de las imparables aguas del lago, su casa está prácticamente inhabitable: las paredes cedieron y el piso se levantó. Además, el agua solo le llega a través de tuberías dos veces a la semana y  Corpoelec la somete a apagones diarios.

El gas va para un año sin llegar y en el cerro ya no se consigue leña. Nos ha tocado cocinar con leña verde para resolver”, expuso. “La electricidad la quitan todos los días y no podemos usar cocina eléctrica, ¿qué quiere este gobierno, que nos muramos de hambre?, no hay leña, no hay gas. Tampoco tenemos para comprar pan y comer eso todos los días”.

Aislados en el lago

Un terraplén que atraviesa el Lago de Valencia la única vía de entrada y salida que conecta a Isla La Culebra con las zonas urbanas de Los Guayos. Allí a diario se observan a decenas de personas, como Carmen, caminando por la falta de transporte público. Pero debido al crecimiento descontrolado de la cuenca, la pequeña carretera ya se encuentra socavada y las aguas amenazan con inundarla en cualquier momento.

El recuadro rojo señala el terraplén. (Foto: Google Maps)

Quedarse sin la posibilidad de salir de la isla hacia Los Guayos y viceversa es otra de las grandes preocupaciones de los lugareños. “Estamos aislados, por eso esto se llama Isla La Culebra”, denunció Carmen. “Ya está cediendo (el terraplén) y da temor porque si esto se hunde, queda uno incomunicado, ¿para dónde vamos a agarrar si esta es la única salida que tenemos?”.

Actualmente, según datos del Colegio de Ingenieros del estado Carabobo, el nivel del lago está al menos seis metros por encima de la cota máxima de seguridad, establecida en su momento por el Ministerio de Ambiente en 408 metros sobre el nivel del mar. Se trata de una situación que pone en riesgo a las comunidades del oriente carabobeño y del sur de Maracay, en Aragua.

Pablo Palacios es habitante de la zona y vive de lo que pesca en el lago, igual que el hijo de Carmen. En lo últimos meses, explicó, el lago “ha crecido bastante” y se siente angustiado porque las aguas “se van comiendo el terraplén”, como ya lo hizo hace un par de años con varias viviendas y una calle en el sector La Montañita de Isla La Culebra.

Ya se ven los huecos que se están abriendo en el asfalto”, dijo Pablo al señalar el terraplén.

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Pedro Palacios ha vivido durante toda su vida en las adyacencias del lago. (Foto: Kevin Arteaga González)



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