Disculpe usted teniente diputado, pero a mí nadie me dice de quien puedo hablar bien o mal, es lo que se llama mi libre albedrío. Mire yo hablé mal de Pérez Jiménez y siendo adeco hablé mal (critiqué) en algún momento, de Rómulo, de Carlos Andrés y de Lusinchi, de Alfaro y de Piñerúa. Y lógico también hablé mal de Caldera y de Luis Herrera. Igualmente he hablado bien en su momento de ellos, excepción claro del general dictador. Todos, de nuevo la excepción, ciudadanos venezolanos que cumplieron papeles de importancia en nuestro país y en la formación de nuestra democracia hoy pisoteada, mancillada por ustedes los chavistas y militares. Muchos de ellos presidentes de verdad verdad, con una obra que mostrar indiferentemente de los errores que cometieron. Y nadie me mandó callar. Y hasta he hablado mal de Henry, mi secretario general. Todo hombre público es susceptible de críticas. Así que qué riñones, por no decir bolas que mucha gente dice que los uniformados las perdieron hace tiempo, tiene usted para decirme que no hable mal de Hugo Rafael Chávez Frías, el teniente coronel felón, hoy difunto.

Hablé mal de Chávez desde el mismo momento cuando lo vi en las pantallas de TV, al lado de mi amigo el almirante Daniel, el 4F con su tristemente célebre frase de “por ahora”. Desde ese mismo momento comencé no solo a hablar mal de él, entiéndase como militar golpista, sino a escribir mal de él, a criticarlo. Y lo he seguido haciendo sin parar hasta el día de hoy. Y sepa que después de su “decreto ejecutivo” de “aquí no se habla mal de Chávez” aumentaré mis comentarios negativos y mis críticas hacia él, no importa que ya sea difunto, por cuanto ustedes, con esa propaganda excesiva, abusiva y goebbeliana, se han encargado de mantenerlo vivo. Y no hablo mal de él porque se me antoja, no teniente diputado, hablo mal de él, lo critico con dureza porque él acabó con nuestro país, lo llevó a la ruina, introdujo el odio y la división en nuestra  sociedad. Engañó a los pobres, les vendió quimeras para hacerlos más pobres. Entregó la soberanía del país a los comunistas cubanos. Cambió muchas cosas para mal. Nos regresó a etapas ya superadas. Cercenó el estado de derecho, las libertades individuales. Expropió, destruyó el aparato productivo nacional, destrozó nuestro signo monetario. Acabó con la independencia de poderes y con las FFAA. Permitió el saqueo del erario público y a lo mejor también metió la mano en ello. Exaltó el culto a la personalidad. Nos pasó de país alegre, rico, de futuro, de receptor de migrantes, a país pobre, miserable, triste, sin futuro y de emigrantes. Lo mejor de nuestra gente hoy no está aquí. Nos llevó a ser un país “líder” en todas las estadísticas negativas. En resumen acabó con nuestra democracia. Y de pasó una vez que se le cumplió el tiempo en esta tierra nos dejó a lo peor de sus conmilitones para que continuara su obra destructiva, que dicho sea de paso lo está haciendo con creces.

Mire teniente diputado, solo en las dictaduras, de derecha o izquierda, comunistas o fascistas, no se puede hablar mal del jefe. Yo sé que ustedes y su gobierno están ubicados en una de estas categorías o en varias, Pero con una proporción de 90 a 10 no pueden amordazar a este pueblo. Ni con los  Claps, ni con carnets, ni con OLHP, ni con milicias, ni con colectivos, ni con la GNB, ni con los cubanos del G2, van a poder silenciar ese grito de “Yo si hablo mal de Chávez y de Maduro”. Hagan elecciones para que vean cómo el pueblo no solo va a hablar mal de ustedes, es que se los va a gritar.    




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