En contra del lugar común, la política es con frecuencia aritmética. Resumiéndolo superficialmente se trata de realizar operaciones directas de suma, multiplicación y potencia en un actor y lograr divisiones y restas en el actor opuesto.

Los triunfos los fabrica la fuerza y la base de esta es la cantidad. El soporte estratégico cuenta porque añade calidad a los números. Durante más de dos decenios el gobierno ha sido mejor en ambos cálculos y la oposición no da aciertos.

Si ella no se une, habrá dos resultados cantados: perderá las elecciones y reafirmará la convicción que, incapaces de entenderse entre ellos, menos sabrán unir a los venezolanos que se distribuyen entre dos proyectos opuestos de sociedad.

Hay un avance importante. Los partidos abstencionistas regresaron a la vía electoral, pero lo hicieron sin darle cuentas a la sociedad sobre las causas, motivaciones y fines de ese viraje. Un punto de partida averiado que los condujo a ocultar los errores de su vieja estrategiaen la denuncia de las insuficiencias, desviaciones y fallas de la oposición que inició el abandono del camino insurreccional.

Si es una verdad que un régimen autoritario no cederá poder por voluntad de otros, queda aplicar una estrategia de cambio pacífico, electoral y democrático. Una estrategia cuya fuerza reside en reunir fuerzas diferentes para abrir una fase de transición hacia la democracia con el apoyo de actores que hoy están en el gobierno.

En esa estrategia el primer desafío es pasar de ser oposición a ser alternativa, tarea aún en proceso. En el país conviven varias oposiciones incomunicadas: la formalizada en los partidos, la que existe difusa en la sociedad y la que comienza a bosquejarse en el seno del poder y que parece tener presencia en su cúspide. Todas ellas valoran la urgencia de un cambio pacífico y dentro de la Constitución Nacional.

La alternativa como superación de dos opciones cuyo enfrentamiento ciego bloquea el cambio tiene que abrir un nuevo tablero político que sume, multiplique y potencie las condiciones para un cambio institucional en convivencia y coincidencias mínimas entre los actores presentes y que puedan surgir a propósito del proceso electoral.

Se necesitan alteraciones propicias a ser alternativa en todas las fracciones de una oposición que debe dejar de ser la principal enemiga de si misma. Afortunadamente existen pequeños signos favorables en esa dirección: 1. Independientes que en Caracas y en el interior se unen para insistir en seleccione al candidato que reúna atributos y condiciones necesarias para ganar. Si proviene de la primaria muy bien, pero sin descartar el consenso después de ella. 2) La resistencia en distintos dirigentes de las oposiciones a que la dispersión de votos conduzca a la derrota, 3) La apertura de espacios de diálogos centrados en el rumbo deseable del país entre factores de las oposiciones y también entre éstas y representantes del gobierno, reproduciendo la experiencia del grupo de Boston, 4) La contribución mas silenciosa de instituciones como la Iglesia, organizaciones empresariales y gobiernos amigos interesados en dar aportes para sacar al país del conflicto, el atraso y la sobrevivencia.




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.