El 12 de noviembre de 1974, hace 50 años, la Diócesis de Valencia fue elevada a Iglesia Metropolitana, o arquidiócesis, por decisión del papa Pablo VI, al promulgar la bula “Quo Gravius”.
Medio siglo ha pasado de este hecho eclesiástico tan importante, que permitió ampliar el ámbito territorial de la iglesia valenciana. Se le asignaron las sedes sufragáneas de las diócesis de Maracay y San Carlos. Años más tarde, la de Puerto Cabello.
Como se recordará, el 12 de octubre de 1922, el papa Pío XI creó las Diócesis de Coro, Cumaná, San Cristóbal y Valencia. A esta última se le asignó el territorio de los estados Carabobo y Cojedes, y las parroquias Nirgua, Salom y Temerla, de Yaracuy.
Como primer obispo fue designado monseñor Francisco Granadillo, nacido en el municipio Montalbán de Carabobo, quien ejerció su apostolado hasta 1927. Posterior a su muerte, se designa como segundo obispo a monseñor Salvador Montes de Oca, oriundo de Carora, estado Lara.
Este obispo renunció al cargo en 1934, por lo que fue sustituido por monseñor Gregorio Adam Dalmau, nacido en Valencia, quien falleció en 1961. El cuarto obispo fue monseñor José Alí Lebrum Moratinos, nacido en Puerto Cabello, quien luego pasó a la Arquidiócesis de Caracas.
El quinto obispo y primer arzobispo, fue monseñor Luis Eduardo Henríquez, también nacido en Valencia, quien estuvo en el cargo hasta 1990, cuando fue sustituido por monseñor Jorge Urosa Savino, proveniente de Caracas, quien estuvo al frente de la iglesia valenciana hasta el 2005, cuando fue enviado a Caracas.
En el 2007 el Vaticano designa a otro valenciano como arzobispo de la capital carabobeña, monseñor Reinaldo Del Prette, quien cumplió sus funciones hasta el momento de su muerte, hace ya dos años.
El nuevo titular, que tomó posesión del cargo, el pasado 21 de septiembre, es monseñor Jesús González de Zárate Salas, nacido en Cumaná, estado Sucre.
En una reseña publicada por la Arquidiócesis de Valencia, se indica que durante la gestión de monseñor Granadillo, el prelado imprimió el sello de la fisonomía eclesial con su propio talante, a la iglesia valentina.
Monseñor Montes de Oca le imprimió el carácter y valor al martirio santo cristiano. Monseñor Adam extendió la presencia de la iglesia en toda la Diócesis. Mientras que monseñor Lebrun intervino en el Concilio Vaticano II y preparó la diócesis para su elevación.
Durante la gestión de monseñor Henríquez, fue elevada la diócesis a Arquidiócesis. Fue el creador de la catequesis. Monseñor Jorge Urosa propició la construcción del Seminario Mayor Nuestra Señora del Socorro en San Diego.
Y monseñor Reinaldo Del Prette, el más carismático de los arzobispos, emprendió una gran labor evangelizadora, que ahora continúa monseñor González de Zarate.
La sede de la Arquidiócesis de Valencia es la catedral.