Foto archivo

Dos ancianos murieron tras ser víctimas de la delincuencia, en diferentes hechos ocurridos en el sur y norte de Valencia, como consecuencia de la inseguridad que se vive en la ciudad.

Luis Rafael Limonta Guillén de 73 años, ex funcionario de la desaparecida Policía Técnica Judicial y propietario de un kiosco de loterías, perdió la vida dentro del anexo donde vivía, en la calle principal del sector cinco de la urbanización Santa Inés, parroquia Rafael Urdaneta.

De acuerdo a lo indicado por sus familiares en los alrededores de la morgue, el anciano acostumbraba a cerrar el negocio a las 12 del mediodía para abrirlo de nuevo a las cuatro de la tarde. Ese tiempo lo utilizaba para preparar comida y descansar.

El pasado lunes cerró como de costumbre y pasadas las cuatro de la tarde unos clientes se preocuparon porque no había abierto el local. Como el portón estaba abierto, unos vecinos se asomaron a la casa y lo vieron que estaba muerto y con un trapo en la boca. Aparentemente murió por asfixia.

Los delincuentes que entraron a la vivienda se apoderaron de un televisor y de una computadora, entre otras cosas.

Los parientes de Limonta Guillén, estiman que probablemente el septuagenario conocía a sus agresores porque la cerradura de la puerta no estaba violentada.

EN GUATAPARO

En un terreno ubicado en la urbanización Altos de Guataparo de Valencia, desconocidos asesinaron a Ramón Dávila Avila, de 73 años.

Sus parientes contaron que el anciano y una de sus hijas, desde hace más de un año cuidaban un terreno perteneciente a las empresas Bigott. Los dos vivían en un trailer. El pasado lunes a eso de las cinco de la tarde, la mujer estaba cambiándose de ropa para servir una comida que había preparado en un fogón. Su padre estaba afuera. De repente escuchó un tiro, por lo que se vistió más rápido.

A los pocos segundos escuchó otra detonación y salió corriendo a ver lo que ocurría. Encontró a su padre con un disparo de escopeta en el pecho. Los perdigones le alcanzaron el rostro y los brazos, pero no llegó a ver a nadie huyendo del lugar.

A otro hijo del anciano, que vive cerca, le avisaron los vecinos, por lo que lo trasladó de inmediato al CDI de La Manguita, pero llegó sin signos vitales.

Vecinos que acompañaban a familiares de Dávida Avila, cuestionaron que alguna persona haya andado por allí con una escopeta como si nada, si la zona está tomada por el Ejército desde agosto de este año.

 




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