Asociación Panchito Mandefuá
Foto: Cortesía

Cuando José Rafael Pocaterra escribió la historia de Panchito Mandefuá, quizá no se imaginó que estaría vigente un siglo después y que sería retrato de niños y adolescentes de diferentes zonas de Carabobo, quienes viven entre la pobreza y precariedades.

Son innumerables los “panchitos” de la actualidad. Esos que se acuestan sin comer y cuyos padres no tienen los recursos para pagar las medicinas que requieran. Es una realidad que no se puede ocultar y que un grupo de jóvenes decidió pintar de colores.

Se trata de la Asociación Panchito Mandefuá Sentimiento y Color, que nació hace 13 años con la finalidad de brindar atención integral gratuita a personas en situación de vulnerabilidad.

Ellos realizan un estudio socioeconómico para determinar a qué comunidades acudir y poder apoyar, de acuerdo a las capacidades con las que cuenten.

Antes de la pandemia por la COVID-19, la atención era más amplia. “Podíamos abordar las áreas de recreación, cultura, deporte y educación”, pero ahora se limitan solo a salud y educación, aseguró Alejandro Aragort, presidente de Panchito Mandefuá.

Lo hacen a través de diferentes programas que la organización ejecuta bajo el lema “buscando siempre tiempos mejores”, y desde una casa prestada en la parroquia Miguel Peña, al sur de Valencia, gestionan las ayudas que llega a más de 500 personas en cada una de sus actividades.

Crisis generalizada

Con el cierre de empresas y comercios, las contribuciones que recibían que redujeron considerablemente. Por eso hacen un llamado a que sumen más voluntarios y así seguir con su labor.

Aragort expandió las fronteras y en Chile se creó formalmente la Fundación para la Solidaridad Panchito Mandefuá, cuyo objetivo es el mismo: alimentación y salud.

Nancy Becerra es la directora  de participación y asistencia comunitaria de la Asociación y expresó su deseo por continuar con el trabajo. “La experiencia ha sido maravillosa, me ha fortalecido esa solidaridad hacia las personas que más lo necesitan, los más vulnerables, niños, adolescentes y todos”.

Por más voluntarios y menos “panchitos”

La situación es crítica. “Hoy en día, debido a las diferentes dificultades que se viven en el mundo, los grupos vulnerables han sido golpeados grandemente menguando sus ingresos económicos, lo que los ha llevado a la no adquisición de alimentos y productos de primera necesidad”, relató el director de administración de Panchito Mandefuá, Yeferson Monjes.

Hay dos formas de contribuir con las dos líneas de atención social de la asociación. La primera es la de salud, mediante medicamentos y material médico quirúrgico, y la segunda es la alimentación, a través de alimentos no perecederos.

“Si deseas formar parte de nuestro voluntariado, contáctanos a través de nuestras redes sociales @panchitomandefuavzla”.




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