21 de marzo de 1958: se aprueba la reapertura de la Universidad de Carabobo. 11 de Octubre: se realiza, en el Teatro Municipal, el acto de inauguración presidido por el Rector Azcunez; el Vice-rector y Secretario Luis Fernando Wadsquier; los decanos de Derecho, Donato Pinto; de Ingeniería, Víctor Rotondaro y de Medicina, José Valero Lage. Jorge Lizarraga representa al Ministerio de Educación.
Se inicia así una historia con un doble comienzo: el de la democracia y el de la U.C. autónoma. La Universidad fue desde entonces, lo es aún, el pasadizo hacia el futuro de Carabobo. Durante todo el período 1958-2023, en medio de toda circunstancia, se diseñó y desempeña como factor relevante para los procesos de industrialización, modernización y desarrollo educativo de Carabobo.
Aquella casa de estudios que abrió sus puertas con tres facultades, 65 años después ofrece más de 50 carreras de pregrado y 80 programas de post-grado en siete facultades. Una fortaleza cuyo vigor tiene dos bases de sustentabilidad. Una, la de sus 2.200 profesores de escalafón y 3200 contratados. La otra, la de sus autoridades que por elección han tenido a su cargo la conducción general de la institución y la de facultades, Escuelas, Direcciones e Institutos.
De los 14 rectores de ese período, 10 ejercieron con gobiernos democráticos y tres con un poder nacional autoritario. Todos han dejado su huella personal en la evolución de la UC y la preservación de la autonomía, en medio de apreciaciones polémicas y normales juicios críticos. Se puede imaginar a la UC sin alguno de ellos, pero no se puede entender su historia sin contar con todos.
En esta última fase se produce un hecho cultural significativo: la ruptura con el ejercicio masculino durante 42 años del cargo de rector. Cambio cultural trascendente que reflejó el equilibrio que alcanza la distribución por sexo de los docentes universitarios. En el 2004 es electa María Luisa Maldonado como la primera mujer rectora de la U.C y en el 2008, con la elección de Jessy Divo de Romero, la U.C. se convierte en la única Universidad del país con dos mujeres Rectoras.
Estas conquistas, sin embargo, no alcanzan su plena significación porque ambas, una más que otra, tuvieron que asumir una realidad política nacional acentuadamente hostil a la Universidad y dedicar buena parte de su atención a lidiar con los intentos de subordinación de la Universidad a un proyecto ideológico cerrado al libre debate de ideas, a la tolerancia y la pluralidad.
Una limitación adicional es que ambas, aunque provenían de una visión universitaria asociada al Rector Ricardo Maldonado, obtuvieron su triunfo más por méritos personales y trayectoria universitaria que por expresar un movimiento articulado a los desafíos de la Universidad del siglo XXI y la comprensión sobre la necesidad de mover el eje existencial de la U.C: hacia la producción de conocimientos, la incorporación de las nuevas teorías del aprendizaje, la actualización con los desarrollos tecnológicos y la redefinición del impacto cívico y social sobre la sociedad regional.
Este tipo de limitaciones, particularmente el intento de descalabrar a la UC por asfixia presupuestaria, seguramente contará después que la historia pase sus filtros sobre situaciones ásperas y coyunturales que enfrentaron las dos rectoras.
Puede afirmarse que ambas pasaron el test de consecuencia con la tradición autonómica y la exigencia de un comportamiento institucional frente a las complejas relaciones con el podernacional. Y esto ya es una proeza.
Pero la Universidad es una isla que hay que volver a conectar con Carabobo y el país. Esa reconexión implica asumir la historia de la UC como una exigencia de futuro. Disposición a crear una sinergia unitaria para elevar la calidad del aprendizaje y la capacidad de producir conocimientos. El rendimiento académico es bajo, entre otras cosas, porque la ofensiva gubernamental induce a concentrarse en actuar para atenuarla; sortear las minas presupuestarias; mantener en pié el andamiaje que sostienen empleados y trabajadores; asegurar la formación presencial y la atención a los estudiantes; apoyar a los profesores que resisten a la guerra del empobrecimientomaterial, espiritual y académico. Ese declive lo retrata el reciente informe del Q.S.R. que todavía incluye a la UC, pero en un lugar bajo. Radiografía que no muestra la voluntad de Sísifo que testimonian todos sus actores.
Varios siglos antes de Cristo, una mujer que se convirtió en la principal figura de la Escuela neoplatónica de Alejandría, sostuvo que “pensar de manera errónea es mejor que no pensar". Palabra de Hipatia.
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