Que su negocio quede a pocos metros del Capitolio, de la Policía Municipal de Valencia, de la Policía Nacional Bolivariana o de la comandancia de la policía del estado, no le garantiza a ningún comerciante que no vaya a ser víctima de la delincuencia.
El hampa se mantiene al acecho y sale a hacer de las suyas, preferiblemente en horas nocturnas. Su prioridad en estos momentos son los cables y las tuberías del aire acondicionado, por su contenido de cobre.
Ana Isabel Taboada, una de los comerciantes afectados, sostiene que la situación no es nueva, sólo que se ha acentuado en los últimos días. Según dijo, hace un año están solicitando a las autoridades regionales que refuercen el patrullaje policial, pero la situación no ha mejorado en lo absoluto.
A través de la Cámara de Comercio de Valencia, se le envió un oficio a distintas instancias municipales, donde solicitan una jornada de iluminación para el casco central, así como la poda de los árboles. Esto último lo piden para evitar que los delincuentes se suban a ellos para luego cometer sus fechorías, y para que no tapen la poca luz que hay en las calles.
Taboada piensa que los robos tienen que ver con la crisis económica por la que atraviesa el país, pero advierte que están haciendo mucho daño al comercio. Refirió que pocos aguantan sustituir un cableado o tubería y que se lo vuelvan a robar.
La dama aseguró que la inseguridad es tan alta en el casco central, que algunos negocios ya comienzan a cerrar sus puertas a las tres y media de la tarde.
Por su parte el presidente de Induval, Pedro Carvajal, señaló que a pesar de que la seguridad no forma parte de sus competencias, a solicitud de los comerciantes hizo gestiones ante la Policía Municipal de Valencia y logró que se asignara una patrulla más, para un total de tres unidades haciendo recorridos permanentes en el centro.
