(Foto EFE)

Aumentó a 96 fallecidos tras terremoto de magnitud 8,2 que golpeó el sur y centro de México. Así lo informó Peña Nieto, en Chiapas 16, mientras que en Oaxaca y Tabasco mantuvo las cifras de 76 y 4, respectivamente.

Peña Nieto y el gabinete federal mexicano visitaron el estado de Chiapas, donde evaluaron condición de los afectados.

«Vamos a reconstruir todo lo que se cayó. El Gobierno está desplegado en Chiapas y Oaxaca, quédate con la tranquilidad», dijo al consolar a una mujer cuya casa quedó derrumbada por el potente movimiento telúrico.

De los 122 municipios de Chiapas, por lo menos en 82 se registran daños. No hay afectaciones concentradas en un solo municipio, sino muy dispersas, y eso lo hace más difícil cuantificarlo, aseveró.

Los miembros del Gabinete presidencial se han desplazado a Chiapas y Oaxaca para elaborar un censo que permita conocer la magnitud de los daños. A cada uno de ellos le fue asignada una demarcación específica.

Una vez finalizada esta tarea, se podrá emprender la reconstrucción, para lo cual convocó a la formación de un frente común con empresas constructoras para que en un gesto de solidaridad puedan aportar también su experiencia, trabajo y capacidad técnica para poder acelerar esta etapa.

Aunque antes de eso la prioridad es proporcionar alimentación, agua y atención médica a los damnificados, indicó.

Viajaron también a Chiapas los secretarios de Hacienda, José Antonio Meade; Educación, Aurelio Nuño; Trabajo, Alfonso Navarrete; Desarrollo Social, Luis Enrique Miranda; Marina, Vidal Francisco Soberón, y Defensa, Salvador Cienfuegos.

El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, y el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, junto con otros integrantes del Gabinete, tuvieron una reunión de seguimiento a las acciones de atención a los damnificados.

Al término del encuentro, Osorio y la secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Rosario Robles, hicieron un recorrido por la comunidad de Santo Domingo Tehuantepec «para escuchar y atender las necesidades de la población afectada».

Estuvieron presentes también los secretarios de Turismo, Enrique de la Madrid; Salud, José Narro; Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza; Agricultura, José Calzada; Energía, Pedro Joaquín Coldwell, y Medio Ambiente, Rafael Pacchiano.

Pese al despliegue de funcionarios de primer orden en la zona de la tragedia, el terremoto hizo más que abrir grietas en las casas, exponiendo además brechas en la confianza de la ciudadanía en las autoridades.

«El Ejército no nos apoya, nada más pasa como si fuera un desfile. Lo que se requiere de ellos es que nos ayuden a remover escombros», denunció Óscar López, campesino de Ixtaltepec, Oaxaca, desde los escombros de lo que fuera su hogar.

En esta pequeña localidad la mayoría de vecinos claman contra el olvido de las autoridades, mientras una convoy de la Secretaría de la Defensa Nacional reparte litros de agua.

Gran parte del operativo en el Istmo de Tehuantepec, la región del sur de México más impactada por el sismo, se ha concentrado en Juchitán, la localidad oaxaqueña más castigada con al menos 37 muertos.

A diferencia de Ixtaltepec, en Juchitán desde el viernes hay una fuerte presencia del Gobierno: Marina, Ejército, Policía Federal y Protección Civil, entre otras instituciones federales.

No obstante, para los habitantes de las viviendas dañadas, que llevan cuatro días durmiendo en la calle, todo es insuficiente.

«Estos días han sido muy complicados, acá no hay nada, no hay agua. Y la primera noche no tuvimos luz, no teníamos nada», explicó Minerva Escandón, madre de familia y comerciante, frente a una casa repleta de grietas.

Con todo, la titubeante marcha a la normalidad ha comenzado en algunos lugares.

Del Palacio Municipal de Juchitán, parcialmente derruido, ya se quitaron todos los escombros. Los comerciantes se instalaron en la plaza central y el equipo de limpieza del ayuntamiento, pala en mano, empezaba a ayudar a los vecinos.

En este escenario de claroscuros gubernamentales, la ciudadanía se ha volcado con sus compatriotas, en un acto de solidaridad.

En Ixtaltepec, unos adventistas regalaban desayunos el domingo, mientras unas vecinas de un pueblo cercano daban arroz con leche.

En Juchitán, varias brigadas de voluntarios repartían ayuda humanitaria y daban atención médica y psicológica, ante el agradecimiento general.




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