Las deudas de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y la de la República están en default. La primera se puede comprar al 2 o 3% de su valor y la segunda no supera el 8%. A esto, el especialista en Economía y PH.D, Alejandro Grisanti le suma que los fondos de inversión internacionales tienen prohibición de incrementar sus posiciones en deuda local.
Así lo explicó a Banca y Negocios en un trabajo sobre la deudas venezolanas las cuales, carecen totalmente de liquidez y se cotizan a precios irrisoriamente bajos.
Según el reportaje, al parecer, los bonos de la deuda pública de Venezuela (PDVSA-República) han comenzado a despertar cierto interés en los inversionistas. ¿La razón? Un posible armisticio entre EEUU y Venezuela. Parece inminente la reanudación de los diálogos en México, y analistas al tanto intuyen que el gigante del norte podría proceder con una flexibilización de sanciones.
Gobierno y oposición se reunieron en Paris recientemente, como un previo, bajo la mirada atenta del presidente Emmanuel Macron. Banca y Negocios conversó en exclusiva con varios expertos para poner la lupa sobre este tema.
Alejandro Grisanti tiene un Ph.D. en Economía otorgado por la Universidad de Pensilvania. También ostenta una maestría en Economía, summa cum laude, en el Economic Institute en Boulder. Es economista egresado de la Universidad Católica Andrés Bello e Ingeniero en Computación de la Universidad Simón Bolívar.
El analista comienza por recordar que ambas deudas, PDVSA y República, están en default. Pero, además, “los fondos de inversión internacionales tienen prohibición de incrementar sus posiciones en deuda local”, rompe el celofán.
Una deuda sin liquidez
Grisanti explica que eso hace que sea una deuda sin ninguna liquidez, con precios “irrisoriamente bajos”. La deuda global de Venezuela se puede comprar a 7 y 8% de su valor efectivo. Y la deuda de PDVSA entre 2 y 3%.
Dice que mucha gente le pregunta si debe comprar o vender deuda. Pondera que es un issue que no debe ser para los tenedores al detal, sino para los grades tenedores de deuda, que puedan litigar con la República.
“Nosotros en Ecoanalítica recomendamos a los que tienen deuda al detal no vender ni comprar a estos precios. No vemos ninguna posibilidad en el futuro cercano de que Nicolás Maduro pueda entrar en una renegociación de la deuda, y que se puedan reestructurar las deudas tanto de Venezuela, como de PDVSA”, se va por la libre.
Recuperación con «techo bajo»
Alejandro Grisanti dice que el proceso de recuperación de Venezuela tendrá un techo bajo, porque no vendrá acompañado por financiamiento. “La posibilidad de que eliminen sanciones tiene limitantes”.
Luego está el tema de los activos: los dos que están más cerca de poder tomar activos son Crystalex y Conoco Phillips. Están intentando demandar y forzar la venta de Citgo para poder recuperar sus recursos, pero no lo van a poder hacer mientras estemos sancionados. “Pensamos que se va a tardar porque no le van a dar licencia a los acreedores”.
La experiencia de Argentina demuestra que los acreedores van a buscar todos los medios de litigio, y pueden hacer mucho daño. En el caso de la nación sureña hubo incluso embargo de valijas diplomáticas. “Los acreedores van a hacer todo lo posible por cobrar su deuda".
Un monto muy grueso
En su trinchera, Ramón Escovar Alvarado y Andrés Carrasquero son socios, abogados ambos, y forman parte de un equipo que evalúa el problema de la deuda externa en CEDICE Libertad. Ambos ofrecieron sus puntos de vista. El proyecto de CEDICE parte de la base que la deuda es el problema más grande que tiene el país, porque trasciende lo político. Es una cruda realidad, esté quien esté en la silla caliente.
Abre el contrapunto Andrés Carrasquero. “La deuda está en default desde noviembre de 2017, cuando el gobierno anunció la renegociación, y dejó de pagar salvo el bono PDVSA 2020 que igualmente cayó en impago en 2019. Se trata de 25 ofertas públicas de bonos que fueron emitidas entre 1997 y 2016. A octubre de este año son 80 millardos de dólares en capital más los intereses el monto de la deuda”, roza un filo álgido.
Expone que la administración de Maduro ha tenido una vocería favorable a la renegociación de la deuda derivada de los bonos. En 2017 –echa la cinta atrás- vinieron varios tenedores de bonos a reunirse con Tarek El Aissami. Pero hay tres obstáculos: el problema político, cuando tanto EEUU como Reino Unido reconocen el interinato de Juan Guaidó; el segundo, la falta de inclusión del FMI y Banco Mundial, que “han mantenido una posición poco clara con respecto a Maduro”; y el tercer punto en contra son las sanciones.
Carrasquero indica que la deuda en default puede afectar los activos de Venezuela si los acreedores litigan y se emite una sentencia. Crystalex y Conoco Phillips, refrenda lo dicho por Grisanti, son los dos principales.
Desde 2018 –asevera- el país tiene 15 demandas en EEUU y una en Reino Unido. Cuatro de ellas cuentan con sentencia firme, por lo que pueden ser ejecutadas. Sólo se ha demandado un 2,3% de la deuda total de los bonos. Pero no todos los activos de Venezuela pueden ser ejecutados por un tribunal extranjero.
De hecho, los ejecutables son aquellos que tienen un destino netamente comercial. Por ejemplo, el oro que está en el Banco de Inglaterra no puede ser ejecutado porque tiene lo que se llama “inmunidad de ejecución”. No así las acciones de Citgo “que sí pueden ser ejecutadas porque tienen un destino comercial”, redondea.
59 casos de arbitraje
En su lado del tablero, Ramón Escovar Alvarado aborda otros puntos cruciales del tema. “Los casos surgidos por arbitraje son 59. De los cuales, 22 han terminado con condena contra la República y PDVSA. Otros 15 casos que han sido desestimados por razones procedimentales, y 15 están todavía en curso. Hay 7 casos de acuerdo entre el inversionista y la República o PDVSA”.
Escovar explica que esta deuda por arbitraje –si bien no es la más grande- es la más urgente, porque todos los acreedores han comenzado un proceso arbitral de cobro, y varios de ellos están en ejecución forzosa. Venezuela –argumenta- si bien tiene las mayores reservas de crudo del mundo, no tiene muchos activos. ¿Quiénes van a cobrar primero? Los que están primeros en la fila, que son aquellos que están por arbitraje.
Relata que el equipo investigador de CEDICE ha tratado de separar la deuda total de los descuentos que se han dado por arbitraje.
Por ejemplo, si se toma el descuento de los casos que han terminado por condena, ese descuento es de 80%. “Lo que quiere decir que si Venezuela debe 100 va a terminar pagando 20, lo que se dice en cuanto a deuda de bonos es que ese descuento es de por lo menos 90%, y nadie quiere vender deuda venezolana. Pero sí puede ser una buena oportunidad de inversión, pero incluso para el propio Estado que puede pagar su deuda”.
Cuenta que no pagar la deuda tiene consecuencias sobre varias generaciones. Pero “hay esperanzas”, se lleva una mano al pecho. ¿Por qué? “No ha habido una tormenta de demandas. Lo que hemos visto es que los acreedores están dispuestos a reestructurar su deuda, y les conviene que Venezuela mejore”.
Tiene que haber consenso entre las partes. Se ha hablado de hacer un fondo de protección. “Sería similar a las órdenes ejecutivas del caso Irak, ya que hubo una protección internacional a los activos de ese país. Eso sería bueno para Venezuela. En el caso de Irak se creó un fideicomiso. Tanto Maduro como Delcy Rodríguez han hablado de este fondo, y también la AN de 2015, con la apertura de las multilaterales y la comunidad internacional”, dice Escovar León.
Lee el trabajo completo en Banca y Negocios