Antes de ser candidato a la Presidencia de Venezuela, Javier Bertucci solo era conocido en el ámbito evangélico, donde se movía como pastor de la iglesia cristiana Maranatha y hoy, tercero en las encuestas, asegura ser el mayor rival del jefe de Estado, Nicolás Maduro, y contar con el apoyo de Dios.

El expastor nació en el estado occidental de Portuguesa en 1969 y ya desde muy joven compaginó la vida religiosa y el mundo de los negocios, pues es dueño de varias empresas, algunas de ellas establecidas fuera de Venezuela y relacionadas con el comercio de suplementos médicos y alimentos.

Su vida no ha estado exenta de conflictos con la Justicia, como la acusación de contrabando de 5 mil toneladas de diesel a la República Dominicana en 2010 o su implicación en la investigación de los papeles de Panamá por el supuesto uso de paraísos fiscales.

Sobre este caso, se filtró que Bertucci tanteó la posibilidad de ser el presidente de una empresa, valorada en 5 millones de dólares, en un paraíso fiscal, a través del bufete Mossack Fonseca.

Por las acusaciones de contrabando, Bertucci fue detenido durante tres días y después fue sometido a arresto domiciliario por otros seis meses.

Durante su campaña, ha evitado estos temas.

Bertucci no habla de sus empresas ni de estas acusaciones y prefiere enfrascarse en la crisis económica y social del país en el que el pueblo pasa hambre, y por eso su campaña se ha enfocado en repartir platos de sopa en barriadas populares entre discursos cargados de referencias a dios y citas bíblicas.

«He decidido junto al Espíritu Santo y finalmente delante de mi Señor poner mi nombre y el liderazgo que por gracia tengo como opción a las próximas elecciones presidenciales de este país», dijo Bertucci en uno de sus primeros discursos en el que aseguró que el clamor de un pueblo con hambre ha subido al cielo.

Ha dicho que sabe que el 93 % de los venezolanos son de tendencia cristiana, aunque no todos tienen tendencia devocional, y ha prometido que si llega a la Presidencia logrará un país de devotos «para poder entonces implantar los valores cristianos».

También dijo que una vez investido como jefe de Estado ordenará que todos los domingos se emita la palabra obligatoriamente en radio y televisión.

«Voy a cambiar la política por los valores cristianos», avanza.

A pesar de ser nuevo en el panorama político venezolano, ha logrado posicionarse en el tercer lugar de las encuestas en menos de un mes y cree que es el único entre los cuatro candidatos que tiene verdaderos simpatizantes, pues los otros aspirantes cuentan con el apoyo de chavistas o antichavistas sin atender a la persona.

Intentó, a diez días de las elecciones, unirse al candidato Henri Falcón, segundo en las encuestas después de Maduro, pero finalmente descartó esta posibilidad, pues esperaba que el otro aspirante respaldara su candidatura y no al contrario, lo que no sucedió.

Pese a ser novato y tener en contra los escándalos como empresario, se hace evidente el crecimiento del candidato que en cada mitin concentra más seguidores.




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