El uso intensivo del celular con inteligencia parece estar afectando la de sus usuarios. El imperio de la imagen menoscaba la necesidad de leer. Se pierde la sensación de disfrutar un libro, bien sea por el placer de una distracción de calidad o por la pasión de saber.
A personas en situación de aprendizaje formal les cuesta leer. Estamos fallando en asegurar una condición que es fundamental para la formación del carácter, el desarrollo de las inteligencias y el entrenamiento en las actividades que hacen humano al ser humano. Estas necesidades ¿las atiende la Escuela en un país con maestros mal pagados, niños desnutridos, padres subsistiendo y ausencia de infraestructuras y herramientas pedagógicas adecuadas?
El cierre de bibliotecas y diarios impresos o su desoladora sobrevivencia contribuyen a reducir la población lectora y a masificar un vicio, el de no leer, que reduce la capacidad de pensar, el tamaño del vocabulario personal y las capacidades expresivas.
Cuando los barcos de la conquista, entre cofres de funcionarios y sotanas de frailes, trajeron libros por Puerto Cabello, leer era un privilegio. Una herramienta del colono para enseñarel idioma español a los nativos y cristianizarlos.
Pero en los inicios de Venezuela la lectura cambió su misión. En 1810 Juan Germán Roscio propuso la creación de una biblioteca pública para Caracas para difundir las ideas de la ilustración y el pensamiento independentista. Cuatro años más tarde, Bolívar dio instrucciones de crear una biblioteca pública.
Algunos afirman que en Carabobo se fundó la primera biblioteca pública en 1875. Pero decretar no es fundar, ni cuando Guzmán Blanco ni ahora. Es probable que entre esasestanterías saltarinas y la biblioteca pública del Estado no haya muchos vínculos, Esta última comenzó a formar parte de una Red Nacional a partir de 1975 con la creación del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional,
En donde se sitúa actualmente funcionó la Cárcel hasta 1905, por lo que cuesta confundir una sala de tortura con una de lectura. Posteriormente se construyó un edificio de tres niveles que se inauguró en 1987 para albergar una espaciosa biblioteca con 470 puesto lectores y 18000 títulos. .
El nombre de esta institución es Manuel Feo La Cruz en honor a un maestro, periodista, escritor y poeta que amó los libros. Está organizada con las normas que aplica una oficina técnica que clasifica y cataloga los libros según el sistema Dewey. Cuenta también con una galería de arte y es la única con una sección de literatura para niños.
En la Universidad de Carabobo existían bibliotecas por Facultades y en los Núcleos de La Morita y San Carlos. En 1970 la Biblioteca de Educación, dirigida por la bibliotecólogo María Auxiliadora Fraíno era un modelo, donde laboraban seis auxiliares que manejaban 2000 títulos y ofrecía un horario hasta las 10m pm. La de Ingeniería, atendida por Blanca Escorihuela también era muy útil por la existencia de libros técnicos costosos.
Una de las más antiguas bibliotecas de Valencia es laEnrique Tejera Paris del Ateneo, asociada a la custodia cuidadosa del poeta Arturo Machado Fernández. En el Centro de Historia funcionó la biblioteca Fabián de Jesús Díaz y en la casa Páez, el impulso de María Clemencia Camarán abrió y mantuvo en funcionamiento la biblioteca Francisco González Guinán.
En la Galeria Universitaria Baulio Salazar funciona una biblioteca y cuando se inauguró el Museo del Beisbol contaba con una.
Pero en tiempos de uso puramente ornamental de la cultura, hay bibliotecas que sucumben ante la indiferencia oficial. En Canoabo el Ateneo creó la Biblioteca Gustavo Contreras la cual la extinguió la falta de recursos. El periodista y profesor Francisco J. Avila donó su biblioteca a la comunidad de El trigal y se ignora que ocurrió.
El caso más emblemático de la fobia de las burocracias a la cultura ocurrió en la antigua sede de la Asociación de Escritores, donde también funcionaba una biblioteca. Una y otra desaparecieron cuando la Policía de Valencia desalojo a la fuerza ambas instituciones.